Tóxicos Sexuales: aléjate de ellos
Nuestra verdadera libertad comienza cuando nos damos cuenta que podemos elegir y decidimos hacerlo “Hueles mal”, “tienes el pene pequeño”, “no me provocas”, “estás gordo”, “no siento nada”, “qué aburrido, siempre lo mismo” “¿llegaste tan rápido?”.
Durante mi experiencia como coach sexontológico, he escuchado a muchos clientes quejarse de sus parejas por frases como estas, dichas de forma repetida y por costumbre. Los receptores de estos mensajes sienten que son heridos en su sexualidad. Atención: es una señal de que podemos estar frente a lo que se ha convenido en llamar un tóxico sexual.
Cualquier persona puede ser un tóxico sexual. Mujer u hombre. Inclusive nosotros mismos. Para que una persona sea considerada de esta manera debe tener patrones conductuales repetidos a lo largo del tiempo. Un tóxico sexual es aquella persona que te roba tu dignidad, que te provoca una sensación de infelicidad y que te falta el respeto cuando tienes un encuentro sexual o incluso en la interacción cotidiana.
Aquí es importante aclarar que no debemos confundir las relaciones sexuales tóxicas con aquellas prácticas consideradas exóticas o fuera de lo común – como el swinger, o intercambio de parejas, entre otras – que son elegidas de mutuo acuerdo por ambos miembros de la pareja, sin que ninguno de ellos ponga en riesgo su integridad física, sicológica y emocional.
Los tóxicos sexuales pretenden tipos de intercambio sexual sin previa negociación. Atacan la autoestima de la pareja, insultando, humillando, o criticando con palabras y conductas constantemente duras. Suelen manipular con la culpa y muchas veces usan lo económico como medida de intercambio para lograr lo que desean en el coito. Suelen ser personas poco sanas emocionalmente, les cuesta expresar afecto en la relación cotidiana y en la sexualidad. Muchos son celosos en extremo y pueden llegar hasta golpear y maltratar físicamente aunque luego pidan disculpas.
Te preguntarás cómo superar y afrontar la infelicidad que provoca una pareja con estas características. Y mi respuesta es que el trabajo debe hacerlo la persona afectada y no esperar el cambio en el ya identificado tóxico sexual. Como primera recomendación es importante trabajar la comunicación asertiva. Aprender que ser asertivo es dejar de ser tolerante en exceso, pasivo y permitir que otros decidan por ti. Para eso debes conocer tus propios placeres, qué te gusta y qué te disgusta. Entablar tus límites y saberlos transmitir. Ser asertivo implica ser coherentes con tus pensamientos, cuerpo y emociones. Es decir ser congruente ontológicamente.
El segundo aspecto a tomar en cuenta es descubrir si estás usando el juego de los mecanismos de defensa que no te permiten afrontar tu responsabilidad en la situación que vives. (En la teoría psicoanalítica freudiana, los mecanismos de defensa son estrategias psicológicas inconscientes para hacer frente a la realidad y mantener la autoimagen). Algunos que suelen aparecen en las relaciones sexuales tóxicas son : la negación de que estén ocurriendo los hechos ; la represión de los sentimientos, pensamientos y emociones negativos hacia el otro y la racionalización, buscando dar explicaciones y razones a los comportamientos propios y del otro para justificarlos.
Las creencias sexuales son el tercer aspecto que es imprescindible explorar y trabajar, no sólo en relación a la pareja, sino también sobre la sexualidad en general. “No puedo vivir sin ella (o él)”, “mejor la complazco y así evito peleas”, “aunque no tenga ganas debo tener relaciones”, “ya es tarde para aprender de mi cuerpo”, “soy hombre, siempre debo estar listo”. Todas estas creencias sólo te limitan y no permiten que seas dueño de tu sexualidad.
Te recomendaría construir afirmaciones para recordar e internalizar que eres un ser con derechos, que mereces ser tratado con respeto y que los límites en tus encuentros sexuales nacen de ti y solo son negociables si no te hacen sufrir o lamentarte posteriormente a ese encuentro.
Por último, quisiera motivarte a lo más importante: decídete a sanar . No al tóxico sexual sino a ti, a tu ser que es el único ámbito sobre el cual tienes realmente poder. Estar y permanecer en relaciones tóxicas sexuales no es la opción. Obsérvate y observa a tu pareja- permanente o casual- y vislumbra que es lo que no quieres para ti. Y si lo crees necesario busca ayuda profesional ,bien sea con sicólogos, médicos, departamento legal o coaching relacionado con el área sexual.
Desintoxícate¡. Deja la culpa a un lado y decide hoy la sexualidad que deseas vivir y disfrutar.