Sexontológico, mes aniversario.

¿Qué es Sexontológico? ¿Qué motivaciones existieron para crear esta disciplina? ¿Cuáles son algunos de sus postulados?
Si es cierto que la época en la que nacemos influye en nosotros, entonces nací signada por la libertad y el cambio. Los sesenta, los sabemos, fueron un momento de quiebre pues muchos de los valores de la cultura occidental, tal y como los conocíamos, comenzaron a modificarse. Empezamos a apostar por sociedades más tolerantes y libres respecto a cosas que, hasta entonces, eran tabú, entre ellas la sexualidad. El movimiento hippie pregonó el amor libre y, aunque tal vez hay cosas en las que se excedieron, abrieron el camino para un mundo donde vivir plenamente la sexualidad ya no daba vergüenza; donde se recuperaba la belleza de la sexualidad.
Fue también la época de la Segunda Ola del Feminismo. Simone de Beauvoir, filósofa francesa, nos hizo repensar qué significa ser mujeres y los roles que, históricamente, nos han sido asignados. Fue la época de la legalización de la píldora anticonceptiva, que le permitió a las mujeres tener control sobre su salud reproductiva y sexual; la época de Kennedy nombrando a mujeres para puestos de alto rango o de los disturbios de Stonewall Inn., cuando la comunidad LGBT de Estados Unidos decidió que ya era hora de decir basta ante la violenta represión a la que era sometida. Fue, sin duda, una época vibrante y sus ondas se expandieron a todo el mundo, llegaron a todas partes, incluso a Venezuela, donde yo estaba naciendo.
Debe ser por eso, sumado a que soy hija de inmigrantes europeos, cosa que me permitió aproximarme a diferentes culturas, y mi experiencia de vida, que la sexualidad, la pareja y la psique humana fueron siempre para mí temas de interés. Mi inclinación particular por la sexualidad lo asumí finalmente en la universidad, cuando hice mi tesis de grado sobre el manejo del poder en el sexo. La sumatoria de todo esto me llevó a desarrollar una modalidad de coaching pero también una propuesta teórica donde la sexualidad se alza como centro de poder para una vida más sana y armónica y para un pleno desarrollo del Ser (de allí lo ontológico, que no es sino el estudio o entrenamiento del ser) y que ha terminado ampliándose: más allá del trabajo de coaching, de esa relación uno a uno con mis clientes, está también el Club de Lectura Sexontológico y mi programa de radio semanal Sexontología para ti, los talleres que ofrezco y la publicación de mi primer libro, El libro de las Afirmaciones Sexontológicas. Para mí es un privilegio que gente de todas las edades y géneros compartan sus experiencias conmigo. Me demuestra que, a pesar de la liberación iniciada en los sesenta, hay todavía una enorme necesidad de hablar de sexo desde la seriedad y el respeto. Me siento bendecida por eso: avanzo en la medida en que acompaño a otros en su propio avance.
La sexualidad tal vez sigue siendo un tema tabú; mucho tiene que ver con que hemos limitado la sexualidad al coito. Pero la sexualidad es mucho más que eso y es esa amplitud lo que se propone rescatar Sexontológico; darle su justa medida como energía sagrada, conectada con lo divino, que habita en cada una de las cosas que hacemos. Me gusta, particularmente, una frase del dramaturgo Bruno San Marco que escuché y anoté hace mucho tiempo: Lo sagrado es el respeto a la vida (…) amar la vida, todas las formas de vida.
Más allá de replantearla y dejar de pensar en la sexualidad solamente como encuentro sexual, Sexontológico rescata la sexualidad desde muchos otro ámbitos dándole importancia a la historia de la sexualidad que no está ni remotamente aislada de nuestra historia política y social. Es por ello, por ejemplo, que en ese rescate también se aboga por un tratamiento igualitario —ante la sociedad y las leyes— de la sexodiversidad. Es decir, de los distintos géneros (transexual, transgénero, intergénero, todo aquello que escapa de la construcción binaria hombre-mujer) y las diversas orientaciones sexuales (L-lesbiana, G-gay, B-bisexual, T-transexual, entre otras). En la medida en que somos más inclusivos estamos creando un mundo más justo. Ser inclusivo significa respetar la diversidad, que es respetar la vida.
Sexontológico tambien le da importancia a la sexualidad vivida en el aquí y en el ahora. No como un ente anclado en un pasado conservador, ni tampoco en la irresponsabilidad que tantas veces promete el futuro. Se trata, entonces, de vivir la sexualidad con sentido, de reconocerla como parte fundamental de la totalidad de nuestro ser.
Y si la sexualidad es parte fundamental de nuestro ser, entonces debemos hacernos responsables de ella. Nuestro deber es estar informados, conocer, reflexionar sobre la sexualidad. Todos tenemos el poder de asumir el rol protagónico en nuestras vidas, de no permitir que otros o las circunstancias la dirijan o actúen por nosotros. No sigfnifica que las situaciones no ocurran, sino que la forma cómo las interpretemos, es decir, las intenciones que tengamos, las decisiones que tomemos y las acciones que efectuemos, es lo que nos dará la voluntad para moldear nuestra vida y nuestra sexualidad.
Cuando estás al tanto de esa fuerza interna, de ese eros, vives la energía sexual como algo donde se involucran tu cuerpo, tu mente, tus emociones y tu energía, que son las cuatro fortalezas del ser que poropone Sexontológico que hay que atender al unísono y con la misma importancia. De esta forma ejerces asi una sexualidad consciente que, a su vez, se transforma en consciencia de la relación mantenida con uno mismo, con el otro, con la naturaleza. Así trascendemos y nos transformamos.
De la misma manera, las relaciones de pareja atraviesan por distintas etapas. Son muchas las teorías que se han dado a clasificar las distintas fases de una relación. Sexontológico tiene su propio esquema, siempre con la consciencia de que cada pareja tiene su propio ritmo, de acuerdo al cual construye su propio proceso.
La primera etapa es la del enamoramiento ese momento de la idealización, de las mariposas en el estómago, que tantas veces nos impiden ver al otro tal y cómo es en todas sus dimensiones. En esta etapa, el deseo sexual está en pleno momento de auge, se concentra en la satisfacción plena y exalta no solo nuestra líbido, sino también nuestras emociones y sentimientos.
La segunda es la del mantenimiento, cuando se revela la verdadera esencia de nuestra pareja, con sus virtudes y defectos. Es allí cuando decidimos si continuar o no la aventura de estar juntos; si la desnudez (literal y metafórica, pues el otro se despoja de sus apariencias), todavía nos excita. Pero si decidimos que sí, que vale la pena continuar, el amor y la sexualidad se transforman en una energía más sólida.
El cuidado de esa energía, dan paso a la tercera etapa, la de consolidación, que ocurre cuando para ambos el hecho de estar en pareja es algo que, sencillamente, se siente natural. Natural no significa perfecto, el trabajo de estar en pareja dura todo lo que dura la relación y no se puede dar por sentado que el amor como manifestación de los lazos del alma (con todos sus componentes, incluyendo el aspecto sexual, el amor erótico) es capaz de mantenerse por sí solo. La clave aquí es la aceptación (sin sumisión) acerca de las complejidades propias y del otro, con las cuales debemos aprender a negociar.
Por último, pero no menos importante, está el rescate de la sexualidad a través de la palabra. El uso correcto del lenguaje y de los actos lingüísticos (afirmaciones, declaraciones, promesas) es clave para vivir plenamente y en armonía. Nuestra palabra es un elemento creador y si lo erótico es una fuerza creadora, podemos decir, por analogía, que la palabra es entonces erótica y como tal debemos honrarla.
De esa premisa nace El Libro de las Afirmaciones Sexontológicas. Como su título bien indica, reúne 96 afirmaciones vinculadas a ese cosmos que es la sexualidad, divididas en cuatro elementos: fuego (la sexualidad como llama interna), tierra (la sexualidad como terreno para la abundancia), agua (la sexualidad como intercambio de energía) y aire (la sexualidad como aliento divino).
Las afirmaciones sirven, básicamente, para modificar patrones de conducta que muchas veces, sin que lo notemos, limitan nuestro crecimiento personal. Así que la repetición de estas afirmaciones sirven, tal y como hacen los mantras, para reprogramarnos. Sirven para penetrar en nuestro subconsciente y sembrar allí nuevas semillas que, poco a poco, irán dando flores y frutos. Es un libro que puede ser leído o no en orden, que puede ser consultado de manera oracular. Está pensando, diseñado, estructurado para que encontremos en él pequeñas respuestas a nuestras propias inquietudes. Tiene, al final, espacio para que escribamos nuestras propias afirmaciones; es un libro-cuaderno. Es, sobre todo, una herramienta para ayudarnos a crear la sexualidad que queremos vivir, para vivir la sexualidad que decidimos crear.
En tiempos tan convulsos como el nuestro, en tiempos de crisis, es importante que rescatemos la sexualidad como herramienta de cambio. Hacer el amor y no la guerra, como querían los hippies. Hacerlo literal y metafóricamente y en toda la amplitud de la palabra amor. Es importante no solo que la rescatemos, sino que la honremos. Al fin y al cabo, es una manera de honrar el lado más bello de nuestra naturaleza, el lado creador. Ese que es capaz de dar vida, de insuflar con aliento todo lo que toca, de enlazar las almas acercándonos a lo divino; que no es sino nuestro mayor regalo.