Responsabilidad y sanación
RESPONSABILIDAD – PERDÓN – NEGOCIACIÓN – SANACIÓN
Me mintió; me maltrató por años; me fue infiel; no le puedo perdonar; me hirió; aunque le perdone nunca podré olvidar lo que me hizo; ya nunca más lo nuestro será lo mismo por lo que me hizo; ¿cómo pudo hacerme esto?; yo que le di mi vida; ¿cómo lo permití?; nunca me lo imaginé; nada de lo que me prometió lo cumplió; ella (el) cambió; todo cambió.
Afirmaciones como estas inician conversaciones entre amigos, confidencias, psicoterapia o sesiones de coaching. Es más fácil dar ejemplos de formas de traición y de los sentimientos que surgen de ello, que las maneras en que la pareja (o cualquier tipo de relación) enfrenta y solventa estas situaciones. Todos conocemos historias de traición y mentiras, bien sean propias o de otros. Las relaciones de pareja suelen estar sustentadas en un compromiso de fidelidad, en el que ambos miembros proyectan su futuro sobre la idea de que estarán juntos con la verdad por delante. Estas situaciones logran, muchas veces, opacar el enamoramiento inicial con el que la relación nació. Sin embargo, al no mantenerse vigente ese compromiso tácito o explícito, deviene en que en la relación se desvanezca la magia del amor sintiendo que desde ese instante en adelante todo cambiará. Y puede ser verdad, pero el cómo y hacia qué rumbo cambiará tu vida, tú tienes la potestad de decidirlo dentro de tu ser. No me refiero exclusivamente a la infidelidad como forma de traición, incluyo también la mentira en otros ámbitos, al engaño sobre actividades que se hacen o dejan de hacer, a promesas no cumplidas, a lo que iba a ser y no fue.
Uno de los aspectos más importantes en el Coaching Sexontológico es la definición del problema o hecho en cuestión. Concientizar y delimitar el qué, es un reto. Iniciar las historias con pronombres posesivos como “me”, “mi”, “a mí”, lleva a que la interpretación del hecho se haga inevitablemente desde la victimización y la pobreza del ser. Desde ese punto la persona es receptor pasivo de lo que desde afuera “le” ocurre siendo, inevitablemente, un receptor sin poder de decisión o reacción.
Veamos la diferencia entre un hecho interpretado así y la definición de un hecho puro.
-Me fue infiel, me abandonó, me cambio la vida, me desvalorizó y nada podrá ser lo mismo para mí.
-El/Ella fue infiel, se fue de casa.
Como vemos en el ejemplo anterior, la primera afirmación está cargada de emociones negativas e interpretaciones que, de alguna manera, nutrirán y quizás estancarán a la persona por la vivencia de lo ocurrido. El segundo ejemplo, de una manera objetiva define la situación, buscando que, una vez vividas las emociones propias de cada quien, se pueda trabajar para superar y salir de la emoción negativa producto de lo vivido. Todos sabemos que la actitud mental encamina las acciones y mientras nos alejemos de la victimización en las situaciones que nos toca vivir, probablemente podremos enfrentar los sucesos con más poder y esperanza.
¿Cómo te puedes empoderar ante las situaciones que ocurren en tu vida, superando desde lo mejor de ti los hechos que ocurran?
- Define lo que te ocurre u ocurrió eliminando aquellos adjetivos o pronombres posesivos que te minimicen.
- Describe la situación con la menor cantidad de palabras posibles y aléjate al máximo de la ficción y las interpretaciones, sobre todo en las motivaciones y sentimientos del otro.
- Identifica que emociones van apareciendo en ti y relaciónalas con la contraparte que posiblemente puede estar detrás de esa emoción. ¿Tienes o pretendes alguna ganancia al mostrar esa emoción? ¿Qué emociones y reacciones son típicas en ti ante lo que ocurre afuera?
Recuerdo con esto a mi maestra Alejandra Llamas, cuando en el curso de Coaching Ontológico en el Instituto MMK, nos explicaba acerca de la responsabilidad y nos decía que, en muchas de las emociones negativas como la tristeza, la rabia, o sentimientos de desilusión, había la necesidad de control o de suponerse superior al otro, o sentirse tan especial que X situación no podría ocurrirnos… Esto puede ser una paradoja interesante y vale la pena trabajar estos conceptos y hacerlos conscientes a través del Coaching Sexontológico.
Una vez definido el hecho neutral, ya con la perspectiva que nos permite no estar contagiados del drama y el sufrimiento (como dijo Buda “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional) podemos entonces pasar a analizar nuestra responsabilidad en la situación. Chequeemos, por ejemplo: cómo es la comunicación con el otro; cómo funciona el establecimiento de límites; cómo hacer correctamente peticiones; cómo cumples las promesas hechas; cómo expresas asertivamente tu descontento; cómo toleras las diferencias; cómo aceptas al otro tal como es sin demandar cambios en su ser; cómo haces continuamente juicios desde tu verdad asumiendo que es la verdad; ¿qué haces luego de comunicar al otro lo que sientes? ¿asumes que eso es suficiente o llevas a cabo cambios en ti y tu proceder? ¿Creas acuerdos con el otro; ¿eres fiel a tu palabra, coherente con el propósito de vida y amas sin reclamos? ¿Asumes los convenios que hiciste con el otro y le das la importancia que merecen? ¿Chequeas tus errores sin torturarte o haciéndote daño? ¿Eres humilde y bajas la guardia aceptando tu responsabilidad? ¿Trabajas lo que dentro de ti hace ruido o incomodidad?
Cuando éstas y otras preguntas son respondidas con la premisa de que todos hacemos lo mejor que podemos, empieza un proceso mágico e irreversible de perdón en el que la decisión acerca de lo que harás será siempre desde la coherencia de tu ser fuerte y empoderado, sin traicionarte a ti mismo, y utilizando eficazmente la energía, ahora en la relación contigo mismo que, en definitiva, es donde tienes la mayor capacidad de acción. Así no permitirás que otros te minimicen como producto de sus conductas y procedimientos. El hecho es un hecho puro, y tú tienes el poder de lograr los cambios que desees.
Por último y, para cerrar, no puede faltar en este proceso de crecimiento la sanación, a través de la cual la situación vivida sólo tiene sentido para fortalecer al ser. Al vislumbrar que debes aprender de lo vivido, internalizar nuevas distinciones sobre qué acciones tomarás evitando las interpretaciones que te empequeñezcan ante el otro, chequeando tus expectativas; podrás amarte a ti mismo a través del proceso del perdón y no sostener relaciones que no te permitan evolucionar y estar en coherencia con lo que es tu ser. El lamentarte del pasado como un hábito, solo te llevará a vivir el presente y construir el futuro con miedos y dudas. Usa el perdón como regulador de tus emociones y con el tiempo podrás terminar dando las gracias de lo ocurrido como el origen de tu cambio y evolución, sintiéndote más fuerte, auténtico, con mayor autoestima y sobretodo más feliz, creando la vida y la sexualidad que decidas vivir.