Menopausia: una nueva etapa para la sexualidad femenina

La sola mención de la palabra menopausia genera miedo y aprehensión en muchas mujeres, a medida que sienten como su reloj biológico se acerca a ese momento que en el imaginario cultural representa el “final de la juventud” en sus cuerpos. Se trata de un miedo infundado, pero es inevitable no afrontar el concepto de menopausia sin asociarlo inmediatamente con la vejez del cuerpo femenino. Sin embargo, la menopausia es solo un proceso natural que ocurre en todas las mujeres en un periodo de tiempo comprendido entre los 45 y 55 años y definido específicamente como el proceso en que cesa la menstruación. La menopausia implica que las mujeres pierden su capacidad reproductiva y esto trae consigo otras consecuencias fisiológicas asociadas al debilitamiento de la secreción de estrógenos debido a la consecuente pérdida de la función folicular.
Ahora bien, el hecho de no seguir menstruando, y librarse de las consecuentes molestias inherentes a este proceso, debería convertirse en una razón más que suficiente para celebrar la menopausia como un momento de liberación para el cuerpo femenino. No obstante, el aura de miedo e incertidumbre con el que muchas mujeres pasan por este proceso lo hacen ver como si fuera un “padecer”. Si bien es cierto que la menopausia viene acompañado con algunos síntomas molestos (mareos, sudores, ciclos menstruales irregulares hasta que se deja de hacerlo, sequedad vaginal y cambios de humor), una vez superada se inaugura una nueva etapa de la sexualidad femenina en la que es posible concentrarse mejor en los deseos sin las preocupaciones relacionadas con los ciclos de menstruación y ovulación. La mujer va perdiendo progresivamente su capacidad reproductiva, pero esto no significa que se anule su capacidad de excitación ante el sexo. Una mujer podrá seguir experimentando orgasmos después de la menopausia y por lo tanto ejercer activa y responsablemente su sexualidad como mejor le parezca. Con la menopausia el cuerpo femenino no cierra la santamaría, sino que la transforma en una tienda mucho más exclusiva que puede enfocarse directamente en la búsqueda del sexo como fuente de placer.
Etimológicamente el término menopausia fue creado por un médico francés del siglo XIX a partir de un cultismo de la palabra “ménopause”, como resultado de combinar las raíces griegas de las palabras “mens” (mensualmente) y “pausis” (cese). A un nivel biológico la menopausia es un proceso fácilmente comprensible porque existen cambios concretos que se relacionan inmediatamente con esta: disminuye la producción de hormonas femeninas como el estrógeno y la progesterona, los ovarios detienen la liberación de óvulos hasta que finalmente dejan de hacerlo por completo. Para ello se deben pasar por tres etapas: perimenopausia, menopausia y posmenopausia. Durante la perimenopausia los ciclos menstruales son irregulares hasta que formalmente se detiene el proceso, pero sirven como una advertencia de que la menopausia tendrá lugar. La menopausia como tal queda marcada por un año consecutivo sin la menstruación. Entretanto los síntomas comúnmente asociados a ella podrían seguir presentándose durante los primeros años de posmenopausia, los cuales incluyen los famosos sudores y sofocos, así como dificultades para conciliar el sueño y cambios en el humor.
Si nos ceñimos a las circunstancias reales, no hay mucho de lo que debamos preocuparnos en relación a la menopausia y en cambio tomar ese tiempo como una oportunidad para ocuparnos directamente de la vida sexual que llevaremos en lo sucesivo. El problema real con la menopausia es principalmente cultural y para combatir los mitos o prejuicios que se tejen en torno al tema debemos informarnos. Y en la misma medida en que aprendemos sobre la menopausia es fundamental que difundamos esa información. La menopausia no solo debe formar parte de la conversación, sino hacerlo de una manera en que nos concentremos en señalar las oportunidades y ventajas que ofrece para las mujeres en relación a su sexualidad.
Percepciones históricas y socioculturales en torno a la menopausia
Teniendo en cuenta que la menopausia es un proceso natural por el cual pasan todas las mujeres cuando alcanzan una edad superior a los 45 años, resulta sorprendente que su percepción como tema de conversación todavía se sienta actual y novedoso. Por consiguiente, la desinformación en relación a este tema trae consigo presunciones erradas, según las cuales se piensa que con la menopausia finaliza la vida sexual de la mujer. Esto es mucho más que una percepción, ya que históricamente la conversación en torno a la menopausia no era frecuente, así como no lo eran los asuntos directamente relacionados con la sexualidad femenina asociados al deseo individual y el placer físico. Era conveniente que se supiera menos sobre aquellos procesos biológicos de las mujeres correspondientes a su sexualidad que no estuvieran enfocados en la reproducción y el embarazo. A ello debemos sumar que los órganos sexuales de alguna manera están ocultos, no son evidentes al observador, como lo son los masculinos. La menopausia representa esa sexualidad femenina no concentrada en la procreación y es por esa misma razón que hoy en día sigue siendo un tema que da pie a continuos debates.
No culpemos por completo a la historia por no haberle dado un lugar preponderante a la menopausia. Tengamos en cuenta que la expectativa de vida para hombres y mujeres no siempre fue la que existe hoy en día. La esperanza de vida se duplicó considerablemente durante los últimos siglos, gracias a los avances y progresos en materia de salud y tecnología. En ese sentido, si era poco común que las personas vivieran más de cincuenta años en el pasado no es de extrañar porque tópicos como la menopausia no despertaban un gran interés. Simplemente las personas no vivían lo suficiente para contarlo. Pese a esto, existen referencias en la historia, a través del arte y la literatura, que nos refieren la manera en que se describía a la menopausia antes de adquirir el nombre actual que hoy le damos.
En los papiros egipcios hay clasificaciones de mujeres blancas para designar a las que ya no menstruaban, en lugar de las rojas quienes si lo hacían. El trabajo de algunos pocos filósofos griegos como Aristóteles o Hipócrates demostraron un temprano interés por el cese de la menstruación, llegando a determinar que el fenómeno ocurría después de los 40 años. A su vez, uno de los ejemplos más célebres lo hayamos en la Biblia cuando se refieren a la esposa de Abraham y el cese de su capacidad reproductiva debido a la edad de esta manera: “Sara dejó de tener lo correspondiente a las mujeres”. De igual forma Shakespeare hace una mención velada a la menopausia como algo que eventualmente le ocurre a las mujeres por culpa del paso del tiempo. En su obra “Antonio y Cleopatra” un personaje alaba a la reina de Egipto asegurando que “la edad no puede marchitarla, ni la costumbre robarle su infinita variedad”. Estos textos nos ofrecen una idea de como se desestimaba a la mujer después de la menopausia como portadora de un cuerpo marchito e inservible, por el simple hecho de que ya no estaba apto para la procreación.
No obstante, la menopausia debió ser considerada un fenómeno poco común en la antigüedad por no tener suficientes referentes para comprender sus causas biológicas. En tiempos del imperio romano la esperanza de vida no excedía los 40 años, mientras que los historiadores señalan que para el siglo XVIII un porcentaje menor al 30% de las mujeres llegaba a vivir lo suficiente para experimentar la menopausia. En ese sentido, aquellas mujeres que en el pasado alcanzaban a pasar por la menopausia debían aceptar ese proceso como una maldición en contra de sus cuerpos, sin cuestionarse las ventajas que traía consigo el poder ser sexualmente activas aunque ya no fueran cuerpos capaces de engendrar vida. Esto se relaciona directamente con uno de los problemas más grandes en la sexualidad femenina a nivel cultural: el desprecio hacia la sexualidad femenina después de la juventud. Antes de siquiera conseguir un nombre, lo cual no ocurrió hasta el siglo XIX, el proceso de la menopausia se consideraba como una etapa de marchitamiento y decrepitud en las mujeres.
Hoy en día sabemos que esto no es así, pero seguimos necesitando mayores referentes culturales para promover una idea saludable y positiva de la sexualidad femenina durante la menopausia. No solo debemos seguir hablando sobre la menopausia para combatir sus mitos y afrontar sus realidades, sino que también exigimos que la discusión se centre en los aspectos de la sexualidad femenina durante y después de la menopausia. Se trata de una nueva etapa para la sexualidad de las mujeres y merecemos mayores historias y testimonios sobre mujeres que disfrutan plenamente de su sexualidad durante el proceso.
Disfrutando de la sexualidad durante y después de la menopausia
Lo primero que una mujer debe tener en cuenta cuando experimenta la menopausia es hacerse consciente de que su cuerpo debe adaptarse a nuevos cambios que incidirán directamente en su sexualidad. Estos cambios traerán consigo exigencias particulares que cada mujer debe ir aceptando conforme vayan apareciendo, tal y como ocurrió durante sus años de adolescencia cuando el cuerpo de niña se desarrollaba para dar paso a una sexualidad adulta. Con la menopausia también se inaugura otra etapa de la sexualidad con sus particularidades, que incluyen tanto síntomas molestos como ventajas que te permiten alcanzar una vida sexual más relajada y espontánea.
Se suele decir que tras la menopausia las mujeres sienten menor deseo sexual, pero esto puede deberse a que las relaciones sexuales podrían llegar a ser incómodas e incluso dolorosas por la falta de lubricación. Por lo tanto, no significa que las mujeres dejen de querer sexo o no lo disfruten durante la menopausia. En cambio lo que esto implica es que las mujeres necesitan relaciones sexuales donde haya suficiente atención y cuidado con su cuerpo, así como una ayuda extra en materia de lubricación. El deseo sigue estando allí para las mujeres y los orgasmos serán posibles siempre y cuando no se desatiendan las nuevas necesidades del cuerpo femenino posteriores a la menopausia. Para ello se recomienda que las mujeres se apoyen en sus fortalezas mentales para compensar lo que ahora el cuerpo no provee por completo y al hecho de que la libido se halla reducida. Recuerda que la excitación es una reacción física, pero los estímulos para incentivar el deseo también requieren de destrezas asociadas al intelecto, los sentimientos involucrados en el proceso y la capacidad de entrega y compromiso con una pareja a la cual amas y deseas. Enfocarse en la experiencia sexual que se está viviendo es la clave. Tus otras fortalezas (mentales, emocionales y energéticas) serán de mucha ayuda para optimizar las relaciones y la intimidad de las mujeres después de la menopausia.
El hecho de que la excitación parezca menos intensa durante la menopausia no afecta la capacidad de sentir un orgasmo, solo que se hará mucho más difícil lograrlo si la relación sexual solo se basa en la penetración. Esto se debe a la reducción de lubricación natural por parte de la vagina al momento de ser penetrada, la cual le cuesta expandirse y levantar el útero para facilitar el acceso del pene. En ese sentido, se requiere un preámbulo mucho más solícito y comprensivo por parte de la pareja. Los juegos y caricias previas al sexo deben ser más extensos ya que aumentan la excitación para preparar el cuerpo de la mujer antes de la penetración. Esto a la larga es una ventaja porque las mujeres podrán tener más seguridad de conseguir la pareja que quieren y merecen en una persona dispuesta a complacer con paciencia los deseos del cuerpo femenino. Alguien dispuesto a complacer y complacerse sin prisas ni brusquedades.
Respecto al problema de lubricación que se presenta durante y después de la menopausia afortunadamente existen numerosas soluciones y alternativas para apoyar esa falta. Para ello se recomienda el uso de lubricantes durante las relaciones sexuales, especialmente si se quiere llevar a cabo la penetración. Incorporar lubricantes dentro de la dinámica sexual puede convertirse en una actividad sensual como parte del juego previo entre la pareja. Eso sí, es necesario que compruebes antes con tu ginecólogo si te conviene el uso de los mismos o cuál es el más adecuado para tu ph vaginal, el uso de juguetes sexuales o preservativos, etc. porque existen lubricantes de todo tipo. Aquellos que tienen el aval de un médico están debidamente identificados y tenlo en cuenta a la hora de comprarlos.
Acercamiento sexontológico a la menopausia
La menopausia sigue generando interés y debate no solo entre las mujeres, sino también entre médicos y científicos. Constantemente hay nuevas investigaciones enfocadas en aprender más sobre este proceso, así como sus consecuencias directas en el cuerpo de las mujeres y su sexualidad. Pese a ello, la sexualidad de las mujeres después de la menopausia y durante el transcurso de la tercera edad sigue siendo un tema relegado por la cultura. Todavía hay muchas mujeres que se sienten avergonzadas o temerosas durante este proceso, hasta el punto de que se han convencido a sí mismas que su vida sexual ha caducado solo por el hecho de haber dejado de menstruar.
Aboguemos por el placer sexual de las mujeres durante esta nueva etapa de sus vidas para que potencien su sexualidad adaptándose a los cambios que trae consigo la menopausia. Parte de ese trabajo será posible cuando aprendamos a depurar la menopausia de los significados negativos que resuenan en torno a la palabra cada vez que se menciona. Las palabras tienen un poder inmenso a la hora de remarcar percepciones, pero también es posible revertir su efecto otorgándoles nuevos significados a las cosas. La menopausia es algo que le ocurrirá a todas las mujeres que alcanzan su madurez y la sobrepasan. Es una consecuencia lógica y natural para quienes envejecen. Por lo tanto, no hay por qué apenarse de ello.
Uno de los principales problemas en torno a la percepción cultural de la menopausia es que se usan verbos asociados al dolor para definir el proceso. Evitemos calificar la menopausia como algo que se “padece” o se “sufre”. Es algo que se vive para descubrir cambios donde es posible hallar disfrutes distintos y variados. ¿Por qué no celebrar el hecho de que una mujer pase por ese proceso? Al apreciar de una forma atractiva la sexualidad durante y después de la menopausia estaremos creando un ejemplo para las mujeres que en el futuro pasaran por esas mismas circunstancias. Si actualmente te encuentras en el medio de ese proceso no temas los cambios que sientes dentro de ti en relación a lo que consideras estar “perdiendo”. En su lugar piensa en lo que “ganas” reflexionando en el hecho de que nuestra capacidad humana es la suma de sus distintas fortalezas, y hacerlo así te lleva sin duda a vivir esta etapa en mayor libertad.
Estimula tu mente a través de tu imaginación para cultivar el erotismo evocando fantasías que enciendan tu pasión. Ama y déjate amar dándole rienda suelta a los sentimientos que te unen a tu pareja. Hablen entre ustedes sobre esas emociones que comparten. A su vez, visualiza el sexo como un medio para reforzar las conexiones más profundas que estableces junto a otra persona, un nexo gracias al cual transforman su otredad en unidad al momento de fundir sus cuerpos en el acto sexual. Hay tantas razones para apreciar la sexualidad e inspirarte a elevar tus deseos más allá de las limitaciones aparentes de tu cuerpo. Si ahora tus fortalezas físicas no se encuentran en las mismas condiciones que antes, cuentas con el soporte de tus fortalezas mentales, emocionales y energéticas para equilibrar los aparentes desbalances.
En lugar de temer que durante la menopausia las mujeres se “marchitan”, en cambio pensemos de forma positiva en ello como un tiempo en el que se adquieren otros colores y matices para florecer de maneras distintas que antes no concebíamos. Todavía queda mucho por sentir y la experiencia ganada a lo largo de los años es una herramienta a tu favor para hacer el mejor uso posible de las fortalezas que forman parte de ti. La menopausia no representa el punto final a la sexualidad femenina. Se trata de un nuevo capítulo para seguir disfrutando bajo condiciones que quedan por descubrir y otras tantas que se pueden dominar gracias a los años de experiencia. El sexo no se desaparece junto a la sangre que ha dejado de correr, porque sigue habiendo allí un cuerpo que desea y un alma que anhela sentirse deseada.