Los anticonceptivos me permiten ser más dueño de mi cuerpo
La prueba indiscutible de nuestra existencia es nuestro cuerpo físico, es nuestro vehículo para la acción. De cómo esté él, dependen respuestas a preguntas cotidianas como ¿dónde estás?, ¿cómo te sientes?, ¿qué edad tienes?, ¿te duele algo?, ¿tienes hambre?, ¿género?, ¿tienes el periodo?, ¿quieres hacer el amor?, ¿llegaste al orgasmo?, ¿qué te duele?, ¿te produce placer? A pesar de la importancia que tiene, y de ser el contenedor de lo que ocurre con nuestra mente, emociones y energía, algunas veces el sentido de pertenencia y propiedad se ven afectados.
Las decisiones acerca de qué y qué no hacer con el propio cuerpo a veces las asumen otros o no se realizan con la seriedad que deben llevarse a cabo. Incluso existen comunidades, religiones y culturas en las que la injerencia en ciertos temas como por ejemplo la circuncisión, el uso o no de anticonceptivos, la castración de órganos sexuales, la primera relación sexual, etc. está determinada por normas y no por la persona misma.
A través de la historia uno de los temas que más cambios ha tenido es la aceptación de la anticoncepción como un derecho y la evolución en los métodos para evitar la concepción no planificada. Hoy en día, aunque la familia sigue siendo el núcleo que sustenta la sociedad, muchos celebran aquellas que son amorosas y felices, pero deciden no conformar una nueva familia en pareja, procreando hijos. Muchas mujeres u hombres individualmente, o parejas ya constituidas no se ven identificados con el impulso, supuestamente natural, de tener hijos, y extrapolan sentimientos de desapego no queriendo hacer de esta responsabilidad una decisión que los defina de por vida.
Desde tiempos ancestrales las personas han usado todo tipo de sustancias, aparatos o técnicas para evitar embarazos. Revisando datos históricos, podemos percatarnos de que algunos fueron útiles, otros ineficientes y muchos peligrosos.
Las primeras pruebas de ellos se remontan al Papiro de Petri, de 1850 a. C. en el que aparecen algunas recetas de mezclas anticonceptivas a ser introducidas en la vagina. Escritos como el Talmud, el Sun Ssu Mo (texto chino), la Biblia y otras religiones como la musulmana son estrictos y precisos en cuanto al tema de la anticoncepción. Personajes como Aristóteles e Hipócrates propusieron ungüentos, y por mucho tiempo fue muy popular el uso de jugo de limones u objetos como la cáscara de nuez introducidos en la vagina para evitar el embarazo.
El coitus interruptus, amamantar por largos periodos de tiempo o lavados vaginales fueron otros de los muchos métodos usados desde tiempos remotos en el proceso de implementación y uso de anticonceptivos.
Los primeros condones fueron usados en Creta utilizando las vejigas de cabras tratadas para tal fin. Los primeros ensayos de anticonceptivos orales fueron preparados con frutas, aceites, especies, y muchas veces les mezclaban arsénico o mercurio u otras sustancias tóxicas. El hecho concreto e innegable es que las investigaciones y avances médicos han permitido una mejora en la calidad y eficacia de los métodos anticonceptivos tanto para hombres como para mujeres, dando como resultado una gran variedad y una amplia disposición de métodos que pueden alinearse y escogerse según cada historia médica, religión o cultura.
- La abstinencia
- Implante anticonceptivo (Implanon y Nexplanon)
- Parche anticonceptivo (Ortho Evra)
- Píldora anticonceptiva
- Inyección anticonceptiva (Depo-Provera)
- Esponja anticonceptiva (today Sponge)
- Anillo anticonceptivo vaginal (NuvaRing)
- Lactancia
- Capuchón cervical (FemCap)
- Condón Masculino
- El diafragma
- Condón Femenino
- Métodos basados en la observación de la fertilidad (FAM)
- Dispositivo intrauterino (DIU)
- Relaciones sexuales sin penetración
- Espermicidas
- Esterilización femenina
- Esterilización masculina (Vasectomía)
- Coitus Interruptus (Eyaculacion fuera de la vagina)
Fuente y mas información en: anticonceptivos
La planificación familiar o la decisión del momento oportuno para tener hijos es, por lo tanto, un derecho que cada quien enmarca dentro de su credo, cultura, necesidades y deseos, estado civil y edad. Sin embargo, a pesar de los grandes avances en esta área, aún para muchos esta decisión no es reconocida como un elemento esencial de la salud y de la sexualidad, y sigue habiendo embarazos no deseados o a muy temprana edad, con las inevitables consecuencias negativas en el ámbito personal, familiar y social. Esta situación solo puede ser cambiada con la debida educación preventiva en el hogar, en las escuelas y con la asesoría médica para cada caso.
Informar, formar, decidir y difundir es responsabilidad y tarea de todos.
INFORMAR acerca de los distintos métodos existentes, sus ventajas y desventajas. Permitir la intervención médica (mucho mejor si es gratuita), psicológica y educativa en las comunidades, escuelas y universidades, para que cada quien pueda decidir con información fidedigna cuál es el método más adecuado para cada caso.
FORMAR acerca de la sexualidad vivida como un encuentro no necesariamente vinculado a la procreación, pero con responsabilidad para que sea lo placentero y seguro que se espera.
DECIDIR en coherencia con todos los aspectos el ser, sin ser obligados o dejándose llevar por creencias o ideas que no estén en concordancia con sus valores y necesidades.
DIFUNDIR para que la información acerca de los métodos anticonceptivos sea un tema cotidiano, y que accesar a los mismos sea una tarea sencilla, natural y factible para cualquier persona que lo desee, sin que el tema económico o nivel educativo sea una limitación.
Muchas veces se obvian conversaciones como estas entre padres e hijos, y se asume que la información llegará a través de otros o por internet.
La responsabilidad es de todos.
Mantener una posición abierta acerca del tema sexual y la procreación entre los miembros de la pareja, o entre padres e hijos, o en las escuelas con los maestros y alumnos, iniciará el proceso de información para que con todas las distinciones posibles cada persona, hombre o mujer, tome la decisión adecuada y cree la sexualidad que decida vivir.