LGBT: una apuesta por un mundo mejor
Echa un vistazo a la historia de los orígenes del día del Orgullo LGBT.
Entre 1950 y 1973, en Estados Unidos, la comunidad LGBT estaba incluida en la lista de personas consideradas peligrosas para la seguridad nacional. Sus miembros fueron vigilados, perseguidos, acosados, despedidos de sus puestos de trabajo, encarcelados o enviados a hospitales psiquiátricos (donde recibieron electroshock y tratamientos químicos). Entre ellos, incluso, prestigiosos académicos y celebridades del cine.
Fueron los asistentes asiduos de un pequeño bar de ambiente en New York, el Stonewall Inn., quienes sentarían las bases para el cambio en 1969. Decidieron defenderse ante una humillante y violenta redada policial. Durante cuatro horas, el bar y la calle se convirtieron en un campo de batalla. Hubo un muerto y varias decenas de heridos. Las noticias del día siguiente se vieron obligadas a decir que cien policías no habían podido hacer frente al grupo de mujeres, hombres y travestis cansados de la persecución y el estigma. Esa noche comenzó la fase abierta y directa de la lucha por los derechos de la comunidad LGBT, que al final son derechos humanos. El resultado fue, entre otras cosas, la creación del Frente de Liberación Gay y la Alianza Activista Gay, dos motores fundamentales en la pelea por la igualdad a quienes luego se unirían grupos del movimiento feminista y de la igualdad racial.
La iniciativa se extendió a muchos países occidentales y fue creciendo y visibilizándose con el paso de los años. La primera Marcha del Orgullo Gay se celebró en Nueva York el 28 de junio de 1970, exactamente un año más tarde. En 1971, se haría en casi todo el mundo occidental, con excepción de América Latina, que se incorporó recientemente a esta tradición. En 1978, la famosa bandera arcoiris, diseñada por Gilbert Baker (y que hoy es propiedad del MoMa) ondeó por primera vez en uno de los desfiles.
Sin embargo, a pesar de todos los logros (reconocimiento del matrimonio igualitario, reconocimiento de identidad de las personas transgénero, por citar algunos ejemplos) la homofobia sigue siendo un grave problema, especialmente en el mundo no occidental (aunque todavía en Occidente quede mucho por hacer). Israel es el único país medio oriental que tolera la homosexualidad, pero el resto del Medio Oriente la castiga con pena de muerte o, mayormente, con cadena perpetua. Lo mismo sucede en casi toda África, varios lugares de Asia e incluso en varias islas del Caribe, donde todavía se encarcela por homosexualidad. Chechenia ha sido titular de las noticias este año por sus campos de concentración para homosexuales. La lista es larga y representa un odio que ha cobrado muchas víctimas, como la masacre de Orlando en el 2016.
Practica la aceptación y la empatía hacia las personas sexodiversas.
A pesar de toda la historia y la lucha, hoy seguimos enterándonos de noticias, de historias de bullying, de expresiones de sufrimiento a través de las redes sociales, de conflictos personales trabajados en consultorios del área de la salud mental o del coaching, que son consecuencias del terrible rechazo al que todavía se enfrenta la comunidad LGBT. ¿Por qué sigue el mundo tan renuente a aceptar la sexodiversidad? ¿Acaso nuestras orientaciones sexuales nos hacen mejores o peores personas?¿Has pensado alguna vez quién se lleva la peor parte en esto de ser excluido o no sentirse parte de una mayoría? ¿Has tenido algún amigo o familiar a quien hayas podido acompañar en su proceso de descubrimiento o aceptación de una orientación sexual distinta a la heterosexual? ¿Cuánto de controlador del ámbito de los otros se exalta en ti cuando reaccionas ante una persona que abiertamente se declara o ejerce conductas afectivas siendo gay, lesbiana, bisexual, transexual o transgénero? ¿Te has informado sobre el tema de si el homosexual nace o se hace?
Las preguntas son muchas y las respuestas apuntan en muchas direcciones: sociedades machistas, el peso de la religión, dificultad para salir de la zona de confort mental pues quizás implica cuestionarse la propia vida y sexualidad, miedos y prejuicios que, muchas veces, repetimos sin ni siquiera ver si resuena con el ser que se es en el presente. Quizás, no lo sabías pero, entre los griegos e incluso entre las culturas precolombinas (algunas reconocían hasta cinco géneros y hablaban de gente de dos espíritus), la homosexualidad era normal. Es decir, antes de las grandes religiones monoteístas, que la consideran pecado. hoy te pregunto: ¿Es un pecado ser distinto? ¿Son ellos realmente tan distintos, más allá de la orientación?
De todas formas, vivimos en un mundo donde la diversidad es la máxima: no hay dos individuos exactamente iguales. Dos flores de una misma planta presentarán diámetros distintos en sus pétalos y hojas. También diferentes matices de color, aunque sean imperceptibles para nuestros ojos. Lo mismo sucede con todas las especies, incluyendo a la nuestra. Tal vez entenderlo nos ayude, de una vez por todas, a construir un mundo más tolerante, armonioso y pacífico. Uno donde no tengamos que hablar de personas gays, sino solo de personas, sin especificaciones ni calificativos y en el que seamos capaces de respetar las diferencias.
Es por ello que, en este día del Orgullo LGBT, me gustaría invitarte a que practiques la aceptación y la empatía hacia personas sexodiversas. ¿Lo has intentado alguna vez? Si no es así, te ofrezco unas cuantas sugerencias:
-Si conoces a alguna persona que pertenezca a la comunidad LGBT, entabla una conversación franca y sin juicio con ella. Explora su propio proceso y te aseguro que te sorprenderás al darte cuenta de cuántas emociones y valores compartes con ella, más allá de una orientación sexual.
-Trata de entender que es una orientación, un asunto de preferencias y que eso no determina la calidad humana de la persona. No trates nunca a esa persona como si fuera una rareza, tuviese una debilidad o fuese exótica. Es una persona normal, como tú o como yo.
-Coloca en tus perfiles de las redes la bandera de la comunidad y muestra tu aceptación hacia ese grupo. De la misma forma, está atento a los días y eventos que son importantes para la comunidad, así como de las cosas que le suceden, sin importar que tu orientación sexual sea distinta.
-Lee, infórmate. Ve películas como Los chicos no lloran, Philadelphia, Brokeback Mountain, Oraciones para Bobby, Mi nombre es Harvey Milk y Carol, Azul y No Tan Rosa, Blue in the Warmest Color, para que amplies distinciones en este tema y profundices tu conocimiento y comprensión.
-Cuestiona desde tu Yo presente (no el yo que trae creencias y pensamientos heredados automáticamente de la familia, sociedad o cultura) cada una de las emociones de gusto o disgusto con las escenas vistas en la pantalla o en los momentos que este tema se te haga presente. Chequea y decide si quieres modificarlas.
Sobre todo recuerda que, como decía Jean Paul Sartre: “Mi libertad llega hasta donde empieza la libertad del otro”. Crea en libertad la sexualidad que decidas vivir y deja que los demás creen y vivan libremente su propia sexualidad.