Inteligencia sexual

¿Qué es la inteligencia?
La inteligencia es una de las características que nos definen como seres humanos, una cualidad que se menciona como una forma de distinguirnos frente a otros seres vivos; sean animales o vegetales.
Somos inteligentes porque razonamos, porque pensamos y hablamos, porque actuamos en función de esos procesos mentales que nos movilizan. Sin embargo, hay distintos conceptos de inteligencia que varían según a quién le preguntes. Porque si bien todos tenemos capacidades y habilidades semejantes según el funcionamiento de nuestra mente, la inteligencia también es una virtud con la cual se califica a personas dotadas de intelecto, experiencia o sabiduría en áreas determinadas.
¿Qué te hace ser una persona inteligente?
Llamamos “inteligente” a quien así lo demuestra con el uso de su intelecto. Pero, ¿qué significa entonces la inteligencia y ser inteligente? Una de las concepciones más aceptadas es la que define la inteligencia como la capacidad de entender, elaborar información, analizarla y asimilarla de tal modo que sea útil para la toma de acciones y decisiones. Todo ello ligado a funciones mentales asociadas tanto a la percepción como a la memoria. Eso, en líneas generales, es como puede describirse la inteligencia, aunque existan distintos conceptos de inteligencia que le otorgan mayor complejidad a la discusión sobre esta característica humana presente en cada uno de nosotros pero que no es utilizada de la misma forma.
Tipos de Inteligencia
Al respecto también se habla de distintos tipos de inteligencia entre las cuales se incluyen:
- inteligencia lingüística
- inteligencia matemática
- inteligencia emocional
- y hasta la inteligencia intra e interpersonal.
Con cada uno de estos tipos de inteligencia se distinguen a las personas según habilidades particulares en algún campo del pensamiento, pero también puede designar facultades específicas para lidiar con las situaciones que se presentan. De esta forma, una persona cultivada gracias a los estudios, no necesariamente presenta un alto grado de inteligencia emocional, si hay aspectos que todavía no han madurado o carece de experiencia en relación a sus vivencias a la hora de enfrentar situaciones de carácter personal. Por lo tanto podría decirse que aunque esa persona sea considerada inteligente en su campo profesional o académico, no por ello tiene el mismo nivel de inteligencia emocional para asumir con madurez los problemas que se le presenten.
Así que los conceptos de inteligencia varían según las tipologías de inteligencia que puedan definirse. En ese sentido todos somos “perfectibles” de desarrollar nuestra inteligencia en distintas áreas y aspectos. Entonces, habiendo tantos tipos de inteligencia que pueden señalarse, por qué no discutir sobre el desarrollo de una inteligencia sexual.

Inteligencia Sexual
¿Qué tan inteligente somos en nuestro aprendizaje y control sobre la sexualidad?
¿Qué tan experimentados somos en el sexo?
¿Resolvemos los problemas que se nos presentan en relación a nuestra sexualidad de manera eficiente?
¿Sabemos comunicar al otro nuestras necesidades sexuales y empatizamos con la otredad en cuanto a las suyas?
¿Autogestionamos nuestra sexualidad para hacerla placentera?
Señalar la existencia de una posible inteligencia sexual nos confronta con distintas preguntas sobre la manera en que lidiamos con el sexo, la intimidad y las relaciones de pareja. También hablar de inteligencia sexual se refiere a las habilidades que se requieren para ejecutar un manejo óptimo de la sexualidad en relación al placer y la libertad.
Desde el punto de vista sexontológico abogamos por la conexión de nuestras fortalezas en relación directa con la sexualidad. Por lo tanto el desarrollo de la inteligencia sexual dependerá de un trabajo consciente y constante en relación al uso y buen manejo de las fortalezas que nos integran.
Sin embargo, antes de dar un concepto específico sobre lo que significa inteligencia sexual, quizá sea mucho más pertinente distinguir primero cuáles son las características que se requieren para fortalecer y promover una inteligencia sexual que contribuya a la relación contigo mismo así como con tu pareja en los ámbitos del sexo, el amor y la intimidad.
Conócete a ti mismo y tu sexualidad
El conocimiento del yo (tal y como rezaba la famosa máxima “conócete a ti mismo” inscrita en el antiguo oráculo de Delfos) ha sido la base del pensamiento humano y el origen de la filosofía. Como humanidad aprendimos a pensar el mundo que nos rodea, porque nos preocupamos primero por saber quienes somos e intentamos descifrar el misterio de lo que nos hizo posible. A partir de este interés individual de definirte es que accedes a la búsqueda del conocimiento y al desarrollo de tu propia inteligencia. Por eso, la inteligencia es una virtud que admiramos y promovemos. A mayor inteligencia, mejores herramientas, palabras, estrategias y actitudes para comprenderte a ti mismo. Lo mismo también aplica para la sexualidad y el posible desarrollo de una inteligencia sexual.
Conocerte a ti mismo y a tu sexualidad es el primer paso para el desarrollo de una inteligencia sexual coherente y positiva. Esto no significa que llegaremos a una sabiduría última donde se obtengan todas las respuestas y hayamos cubierto todos los campos de esa experiencia. Precisamente parte del proceso de fortalecer la inteligencia sexual está en reconocer la propia ignorancia, documentarnos mejor acerca de la sexualidad y concedernos la oportunidad de explorar tanto el cuerpo como los estímulos que lo excitan. Como seres sexuales que somos no estamos ajenos a conocimientos exclusivamente carnales que van desde las cosas que nos gustan en la intimidad hasta el modo en que reaccionamos ante la presencia o falta de las mismas. Tomar consciencia sobre ello para atender al propio comportamiento sexual, contigo mismo o con tu pareja, nos ayudará a darle solidez a la inteligencia sexual.

Mastúrbate
La masturbación funciona como una herramienta esencial para el conocimiento del propio cuerpo, sus ritmos particulares, el descubrimiento de las zonas erógenas y la intensidad que buscas al ser estimulado. ¿Qué tanto te conoces en ese aspecto? La regularidad con la que te masturbas no necesariamente implica que te conozcas mejor a ti mismo y tu sexualidad, si este acto no se ejecuta con inteligencia sexual. Lo que esto quiere decir es que no conviene que conviertas la masturbación en un desahogo mecánico que no se tome el tiempo justo y necesario para alcanzar una amplia satisfacción. Al contrario, aprovecha este ejercicio de amor y comunión contigo mismo como parte del entrenamiento de tu inteligencia sexual. El conocimiento sobre ti mismo y tu sexualidad que obtengas a partir de la masturbación, si atiendes a los descubrimientos que hay ocultos bajo tu propia carne erotizada, te serán útiles también en la relación sexual con tu pareja.
Por lo tanto, en la búsqueda del conocimiento sobre ti mismo y tu sexualidad no puede faltar lo que ello implica cuando interviene un “otro”, es decir tu pareja o aquella persona con la cual compartes una conexión humana a través del sexo. La inteligencia sexual no se completa sin la participación de ese otro gracias al cual desarrollamos experiencia en el ámbito de la sexualidad. Al respecto hay factores a tener en cuenta para nutrir tu experiencia en el desempeño del sexo. En primer lugar, haz a un lado la vanidad e interpélate a ti mismo de manera honesta respecto a tus habilidades, formación física y pericia. Estos cuestionamientos van desde qué tan buena forma tiene tu cuerpo (en términos de energía, elasticidad y resistencia ayuda mucho no desatender el cuidado físico, tanto en ejercicios como en alimentación) hasta las posiciones que ejecutas durante una relación sexual.
Un cuerpo fuerte y maleable son cualidades que mejoran tu experiencia como amante porque mientras más habilidades tienes, entonces logras una conexión sexual más intensa con el otro. A su vez conquistas mayor libertad y satisfacción. Esto incide por consiguiente en tu autoestima. Apreciar tu cuerpo, reconocer sus fallas y trabajar en ellas para convertirlas en ventajas o revertirlas es lo que te lleva a otro nivel de inteligencia sexual. No se trata de mortificarse por no tener un cuerpo “perfecto”, sino de hacer todo lo posible para que tu cuerpo haga uso de todas las herramientas necesarias para garantizar tu placer porque conoces tu cuerpo y sabes lo que requiere para satisfacerlo.

Frecuencia e importancia del sexo en pareja
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define sexualidad como el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas que caracterizan cada sexo. También es el conjunto de fenómenos emocionales y de conducta relacionados con el sexo, que marcan de manera decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo. No obstante, cada individuo tiene su propia definición de la sexualidad basándose en sus propias experiencias y al peso que le da a las relaciones sexuales dentro de su vida. Es revelador lo que cada quien asoma sobre sí mismo según la forma en que aprecie el sexo.
Enriquecer una inteligencia sexual, individualmente y en pareja, también dependerá en buena medida de la importancia que le damos a las relaciones sexuales dentro de nuestras dinámicas en términos de frecuencia, tiempo y creatividad. A partir de cada nueva experiencia sexual contribuimos a hacer del sexo un espacio inteligente de disfrute y autenticidad donde podemos sentirnos tan libres como nos lo permitamos. Las relaciones sexuales son claves para que una pareja se consolide o se separe, ya que es fundamental para ambas partes que coincidan en intereses y voluntades dentro de este ámbito. En el ejercicio de la inteligencia sexual no se subestima la sexualidad ni el impacto que esta puede tener dentro de nuestras vidas.
Algo que distancia a algunas parejas es que no comparten la misma percepción sobre el sexo que están teniendo ni sobre la satisfacción que obtienen a partir de ello. La seducción es un elemento esencial para mantener viva la llama del interés erótico. La distinción que cada miembro de la pareja le otorga al contacto sexual (donde interviene lo físico y lo afectivo) es crucial. Una inteligencia sexual desarrollada le da un justo valor a la intimidad y la sexualidad. Porque se trata de comprender que si bien el sexo no lo es todo dentro de una relación de pareja, tampoco es un asunto menor y prescindible.
En lo referente al valor de la sexualidad dentro de nuestras vidas, la frecuencia con que tenemos relaciones sexuales y el tiempo que le dedicamos a esos momento son decisivos para determinar el nivel de importancia que le damos. Estas medidas también le refieren a la pareja cuán deseable y satisfactorio es para el otro esos encuentros. Por lo tanto, no es de extrañar que se presenten problemas cuando la frecuencia con que alguien quiere tener sexo no se corresponde con las ganas del otro. Por supuesto cada quien decide cuándo y cómo quiere tener relaciones sexuales. No obstante, una pareja trabaja en hallar puntos de encuentro para que coincidan en el tiempo que le convenga a ambos con la convicción de que los dos quieren lo mismo, es decir una sexualidad plena y satisfactoria. Desde la inteligencia sexual se pone en marcha la intuición a la hora de comprender lo que el otro siente, pero también la voluntad de comunicarse cada vez que un problema se presente.
Creatividad
Un signo de inteligencia sexual lo representa también la creatividad. Si eres siempre igual en el sexo entonces creas una rutina a la cual te acostumbras y donde las relaciones sexuales se convierten en una transacción aburrida, al menos para una de las partes. Es inteligente sacudir las rutinas sexuales siempre que podamos y decidamos auténticamente probar cosas nuevas, variar las posiciones, experimentar en lugares distintos a los usuales e incluso darle cabida a otro tipo de herramientas como lo pueden ser los juguetes sexuales.
Bien es sabido que a mayor inteligencia, también es mayor el nivel de creatividad. Esto es evidente también en las relaciones sexuales. Las rutinas entumecen y entorpecen el disfrute del sexo. Una persona sexualmente inteligente busca transformar constantemente su experiencia del sexo para descubrir cosas nuevas sobre su propio placer y el de su pareja, siempre en los límites del respeto y el consenso. Quien hace siempre lo mismo en el sexo sin variedad, por consiguiente estanca su inteligencia sexual.
Comunicación y lenguaje
La inteligencia se expresa a través del lenguaje y las distintas formas de comunicarnos. Al comunicarnos es cuando exponemos puntos de vista e ideas y las confrontamos con la realidad. Gracias a la comunicación aprendemos del otro pero también de nosotros mismos porque los diálogos conducen a profundizar en aquello que hemos pensado. Dentro de las dinámicas de la pareja y las relaciones sexuales también es fundamental la presencia de una comunicación clara y honesta.
La buena comunicación conduce a acciones transformadoras. Las palabras nos ayudan a definir y delimitar hasta dónde queremos llegar así como lo que esperamos conseguir. La inteligencia sexual encuentra su principal apoyo en la comunicación. Esto incluye las conversaciones que puede tener una pareja en relación a sus problemáticas, así como también los momentos necesarios en que establecen acuerdos comunes que se ejecutan dentro de las relaciones sexuales. Sin la correcta comunicación no es posible la verdadera seducción.
La palabra presenta la capacidad de liberarnos sexualmente cuando redefinimos y reconceptualizamos lo que la sexualidad significa para nosotros. Muchas veces existen traumas y prejuicios relacionados directamente con el sexo que necesitan ser nombrados para identificarlos y luego trabajar en superarlos. Muchas veces las percepciones negativas que tenemos sobre el sexo son condicionadas por la crianza, la religión o una experiencia traumática. Ejercer la inteligencia sexual involucraría el tomar consciencia de los conceptos que rodean esas percepciones y darles la vuelta. Al comprender que no hay razón para temerle o sentirse culpable por el placer, sino todo lo contrario, comenzamos a tener una vida sexual donde la responsabilidad no contradice la satisfacción. Chequear y superar prejuicios nos hace más inteligentes sexualmente.

¿Posees una elevada Inteligencia Sexual?
Nos sentimos libres cuando disfrutamos y eso es lo que finalmente confirma nuestra inteligencia sexual. Ese disfrute es tuyo y te pertenece, aunque parezca una noción egoísta. Pero en la medida en que tomas el control para recibir el placer que buscas, podrás ser un amante mucho más experto en tu trato con el otro. Comprender la realidad del placer propio te permite apreciar y conquistar el disfrute del cuerpo ajeno.
¿Qué implica ser Inteligente en tu Sexualidad?
Ser inteligente sexualmente implica responsabilidad, consciencia, voluntad de acción a partir de intenciones, y saber atenderte bien a ti mismo antes de compartir esa atención con otro. Por lo tanto, teniendo en cuenta esto podríamos definir finalmente la inteligencia sexual como la capacidad de disfrutar libremente la sexualidad que decidamos crear.
10 preguntas claves para reflexionar sobre tu inteligencia sexual:
1- ¿Conoces tu cuerpo? ¿Cómo reacciona ante ciertos estímulos? ¿Qué lo motiva?
2- ¿Te masturbas? ¿Te tomas el tiempo para disfrutarlo o solo es un desahogo rápido, compulsivo y mecánico?
3- ¿Cómo eres en la cama? ¿Te consideras buen amante? ¿Has escuchado la opinión de tu pareja sexual al respecto?
4- ¿Con qué frecuencias tienes relaciones sexuales en la semana? ¿Cuánto tiempo le dedicas a esos encuentros?
5- ¿Te consideras creativo en el sexo? ¿Cuándo fue la última vez que probaste algo distinto?
6- ¿Te sientes aburrido de las rutinas sexuales? ¿Te atreverías a probar algo nuevo? Un juguete sexual, ¿quizá?
7- ¿Cómo defines sexo, sexualidad y erotismo? ¿Crees que tu percepción sobre estas palabras está condicionada por algún prejuicio?
8- ¿Tus creencias determinan tu libertad y disfrute en el sexo? ¿Te sientes culpable cuando tienes relaciones sexuales?
9- ¿Comunicas abiertamente tus deseos con tu pareja? ¿Cómo te expresas cuando quieres tener sexo?
10- ¿Te sientes satisfecho con las relaciones sexuales o sientes que algo falta? No olvides que tu placer va primero y lánzate a la eterna aventura de redescubrir tu sexualidad.