El lenguaje sexual de las flores

La relación del ser humano con la naturaleza siempre ha sido profunda y vital en los distintos ámbitos de su existencia. En primer lugar porque nacimos biológicamente aptos para integrarnos al planeta Tierra como parte de la creación, y luego porque nuestro aporte tanto individual como colectivo trae consecuencias que afectan o preservan el llamado orden natural del mundo.
No nos podemos desentender de la naturaleza que nos rodea, y a la cual pertenecemos, porque es la base que permite que la vida prospere, al mismo tiempo que garantiza la continuación de nuestra especie.

En la naturaleza también interviene el sexo como un mecanismo que asegura la reproducción de los seres vivos así como el placer de los sentidos. A su vez la sexualidad se relaciona simbólicamente con todos los elementos que conforman la naturaleza, desde la fauna hasta la flora, porque compartimos los mismos ciclos de nacimiento y reproducción, pero también se corresponden con el cortejo, la sensualidad y el deseo.
Reconocemos estos símbolos dentro de nosotros mismos e incluso podríamos relacionarlos dentro de nuestras propias dinámicas. La naturaleza es un aliado no solo para el sustento, sino también para la atracción y la conexión con otros seres humanos.
En el mundo es posible hallar una admirable variedad de símbolos capaces de enriquecer nuestra sexualidad. Del mismo modo en que sabios de distintas épocas han reconocido el modo en que el firmamento se conecta con nuestro comportamiento y actitud, e incluso la impactan espiritualmente, también en la tierra hallamos semejante influencia.
De esta manera hemos aprendido a reconocer en animales, plantas y flores una forma de comprendernos a través de símbolos. Según el significado que les otorgamos a estos símbolos desarrollamos formas de comunicación que trascienden las palabras e incluyen a los sentidos. Particularmente la sexualidad se nutre de este tipo de lenguaje para expandir sus límites y abrigar nuevas realidades, donde por ejemplo algo tan simple y hermoso como una flor nos gratifica sensorialmente o incluso anticipa una intención.
En parte se trata de un misterio singular el hecho de que históricamente, en distintas épocas y lugares, las flores se han ganado un lugar curioso en nuestras vidas. Con su amplia y vistosa variedad de formas, colores y aromas las flores nos seducen. Nos atrae su belleza y hemos creado significados en torno a ellas que han fortalecido la fascinación que despiertan.
Desde una perspectiva cultural las flores han adquirido la clase de afecto perdurable que no se relaciona solo con su utilidad sino con el gusto por apreciar algo hermoso. De cierta manera el brote de una flor nos advierte el comienzo de la primavera, mientras que cuando las vemos marchitarse enseguida lamentamos la condición efímera de la existencia.
Civilizaciones del pasado veían en algunas flores los aspectos primitivos de sus deidades. Con las flores se han decorado altares para los dioses, pero también sirven como gesto de despedida para nuestros muertos. Las flores le han hablado directamente a nuestra intuición desde el principio de los tiempos.
La asociación de las flores con el sexo y el romance no es arbitraria. Son el símbolo por excelencia de la primavera, esa estación que se asocia inmediatamente con el nacimiento y la creación. Su aparición en una planta marca el comienzo de un ciclo de reproducción y fertilidad.
Las flores cumplen la función de servir como órganos reproductivos para la mayoría de las plantas. Son ellas quienes producen las semillas que permitirán el nacimiento de una próxima generación de plantas. También las flores engalanan las plantas para atraer todo tipo de animales porque algunas necesitan que sus semillas sean transportadas.
En otros casos la flor cumple el proceso de autopolinización, según la cual los ovarios de las flores contienen los óvulos para que el polen de las anteras caiga dentro del estigma. En ese sentido las flores se convierten en ese símbolo perfecto de la apertura sexual y la seducción que las culturas han apropiado con diversas interpretaciones mediante códigos cifrados que nos remiten al enamoramiento o el cortejo sexual.

Las flores como instrumento de cortejo
A lo largo de la historia han existido muchos usos de las flores con distintos propósitos. Por ejemplo, su uso como amuletos u ofrendas para rendirle tributo a los dioses eran costumbres antiguas. Incluso parte de esos hábitos han perdurado ya que diferentes cultos religiosos admiten las ofrendas florales en los templos por peticiones cumplidas.
Las flores también han sido objeto de inspiración para la creación artística; por ejemplo Van Gogh y sus girasoles que no pueden dejar indiferente a nadie y hasta se han considerado como autorretratos psicológicos.
Las flores han servido también como ornamento para decorar casas o incluso como parte de la indumentaria siendo reconocidas como “las joyas de la naturalezas”. De cierta manera portar una flor como parte de la vestimenta o el peinado puede adquirir distintos significados asociados a la sensualidad.
Asimismo regalarle flores a alguien implica una declaración velada de las ganas de conquistar el interés sexual o el afecto romántico de otra persona. Las flores como instrumento de cortejo ha sido quizá el código más importante y perdurable en su asociación con nuestra sexualidad.
Muchos historiadores afirman que la tradición de regalar flores con un significado erótico es un legado de las culturas orientales. Particularmente en Estambul se desarrolló una iconografía de las flores de tal manera que cada una representaba significados propios y generales con diversos matices. El traslado y adaptación de estos códigos se produjo con la visita de turistas occidentales, generalmente de la aristocracia, quienes llevaron a sus respectivos países europeos este nuevo lenguaje de las flores que habían descubierto.
Fue durante el siglo XVIII y XIX que se empezó a extender el uso de las flores según sus significados. Especialmente durante el romanticismo alcanzó un auge tal capaz de identificar novedosas formas de expresar sentimientos y estados de ánimo. En la época victoriana los distintos tipos de flores transmitían toda clase de mensajes que eran de conocimiento común entre las personas. En la novela El lenguaje de las flores de Vanessa Diffenbaugh se documentan los significados que tenían las flores dentro de la sociedad victoriana y como gracias a ellas los amantes se comunicaban. Fue también en este tiempo que regalar las flores pasó a convertirse en parte de un protocolo que ha sobrevivido hasta nuestros días.
Hoy en día seguimos regalándole flores a una persona que amamos o por la cual sentimos atracción. Hay un erotismo implícito en el hecho de darle a alguien un ramo de rosas o alguna otra flor vistosa con el propósito de demostrar interés, pero también como una forma de demostrar el esfuerzo por conquistar una reciprocidad. Otros gestos como llenar de pétalos de flores una cama son una invitación clara para preparar al amante en el camino hacia la entrega sexual.

Sexontología de las flores
Teniendo en cuenta estos significados también es posible realizar un aprovechamiento sexontológico de las flores para integrarlas en nuestra vida como una forma de crear impacto positivo en nuestras fortalezas.
Inspirados por la novela de Diffenbaugh es posible enlistar algunas flores según los significados que podrían tener a la hora de regalársela a tu pareja. También válido para los solteros como obsequio para alguien con quien sientan algún tipo de atracción romántica o sexual.
Lo interesante del lenguaje sexual de las flores es que estas nos ayudan a expresar lo que muchas veces las palabras no alcanzan a transmitir. Al regalar flores o incorporarlas en nuestra sexualidad estamos participando de una nueva forma de comunicación que nos recuerda los secretos de una naturaleza siempre abierta como fuerza erótica.
Entre las distintas flores que existen destacamos las más relevantes según su significado sexual y su posible correspondencia con nuestras distintas fortalezas.
Para la fortaleza física:
Las flores que nos atraen primeramente a través de la inmediatez de los sentidos. Las contemplamos e incluso queremos poseerla porque nuestro cuerpo reacciona ante algo hermoso que también posee un olor agradable y una textura suave.
Rosa:
La más emblemática de las flores en cuanto a sus significados porque engloba mejor que ninguna otra flor su asociación con los conceptos de juventud, pasión y perfección.
La forma de su bulbo se corresponde con el propio corazón humano. La rosa roja es el símbolo clásico del amor y la belleza, ya que incluso era la flor usada para la consagración de la diosa Afrodita. La rosa blanca en cambio se asocia con la virginidad y la discreción designando un corazón que no ha conocido el amor. En cambio la rosa amarilla representa celos e infidelidad.
Girasol:
Es la flor consagrada a muchos dioses solares gracias a su color y forma. Por lo tanto el girasol representa vitalidad y apasionamiento, pero también una atracción temporal.
Para la fortaleza mental:
El significado personal que le damos a los símbolos que cada flor representa es una forma de entender que el mundo aparente no solo se define por los sentidos. A través del pensamiento le damos orden y estructura a lo que nos rodea, para hacer asociaciones con nuestra vida.
Clavel:
Para parejas casadas y comprometidas. Simboliza equilibrio y es vista como la flor del matrimonio.

Magnolia:
Como símbolo de dignidad.
Para la fortaleza emocional:
Las flores promueven emociones en nosotros con la capacidad de definir un estado concreto de ánimo o incluso mejorarlo. A su vez recibir una flor como obsequio nos hace sentir queridos y deseados.

Nomeolvides:
Tal como su propio indica representa a un amor desesperado.
Orquídea:
Signo de una belleza refinada y la perfección. Incluso podría asociarse con amores que se piensan inalcanzables o una demostración de que alguien digno de una orquídea es especial entre el resto.
Lirios:
Devoción, coquetería y fragilidad.
Para la fortaleza energética:
Desde un punto de vista espiritual, las flores se corresponden con los ciclos de vida y muerte de los cuales participamos por el simple hecho de existir. Dondequiera que una flor germina significa que incluso las circunstancias adversas no están exentas de oportunidades para prosperar.
Loto:
Es la flor que mejor representa la coherencia del ser así como significados espirituales en relación al nacimiento y renacimiento. Nos recuerda que la belleza puede aparecer en los lugares más despreciables e inesperados, como en medio del lodo. Para los hindús dicha flor es vista como un sol que emerge del océano, un vínculo entre el cielo, el mar y la tierra.
Así como cuerpo, mente, emociones y energía nos conforman, de igual manera como seres individuales podemos hacernos consciente de la conexión vital que constantemente establecemos con la naturaleza, comprendiendo la influencia que puede tener incluso en la sexualidad. A través del lenguaje designamos significados y estos repercuten en nuestra vida de un modo singular. Por eso, una flor tiene las características y propiedades ideales para convertirse en símbolos que resumen los vínculos entre la sexualidad humana y la naturaleza.
Regalemos flores, demos amor a través de ellas, seduzcamos sin usar palabras… disfrutemos y seamos parte del regalo de la naturaleza.
Pia Battaglia
Mes de Mayo, mes de las flores, mes de Maia la diosa romana de la primavera, y para quienes son creyentes también pueden ofrecer flores a María la Virgen, y no olvidemos a la madre en su dia, nuestra madre, el segundo domingo de este mes.
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