El condón femenino, una forma de empoderamiento sexual.

Hombres y mujeres con una sexualidad activa están en la obligación de participar responsablemente en la cultura de prevención sexual.
Pia Battaglia
Particularmente las parejas heterosexuales suelen enfocarse en evitar embarazos no deseados, aunque a menudo no le dan la misma importancia a la necesidad de prevenir las enfermedades de transmisión sexual.
Independientemente de la orientación sexual o de las prácticas sexuales que hagamos, o dejemos de hacer, cualquier persona que ejerza su sexualidad con una pareja está expuesta a contraer enfermedades o infecciones debido a ese contacto si no se tiene el debido cuidado. Por lo tanto la responsabilidad de protegernos es tanto individual como compartida, en iguales términos para ambos sexos aún cuando esto no haya sido necesariamente lo que nos enseñaron.
Existen ciertos factores socioculturales que han condicionado la cultura de prevención desde una óptica machista.
Esta visión sesgada no solo se refiere a la que se concentra únicamente en la prevención de embarazos, sino a la que delega la responsabilidad del uso de métodos anticonceptivos y preservativos de una manera desigual según el género. Por una parte los hombres tienen la responsabilidad tácita de usar condones, por lo cual deben portarlos y adquirirlos cuando sea necesario. En cambio para algunos es mal visto si una mujer compra condones o los lleva consigo para dárselos a una posible pareja sexual.
Esta visión sesgada no solo se refiere a la que se concentra únicamente en la prevención de embarazos, sino a la que delega la responsabilidad del uso de métodos anticonceptivos y preservativos de una manera desigual según el género. Por una parte los hombres tienen la responsabilidad tácita de usar condones, por lo cual deben portarlos y adquirirlos cuando sea necesario. En cambio para algunos es mal visto si una mujer compra condones o los lleva consigo para dárselos a una posible pareja sexual.
Sin embargo, hay hombres que rechazan el uso del condón por lo cual dejan que sea la mujer quien asuma enteramente la responsabilidad de evitar la posibilidad de un embarazo ya sea con el consumo de pastillas anticonceptivas o mantenerse atenta a su calendario de ciclos menstruales y de ovulación. Es fundamental estar al tanto de estos desequilibrios en las responsabilidades sexuales, afrontarlos y combatirlos. La cultura de prevención sexual es responsabilidad de todos por igual.
¿Sabías que existen los preservativos femeninos además de los masculinos?
Y aunque probablemente hayas escuchado hablar de ellos, suenan como si se tratara de una curiosidad que no se consigue fácilmente en comparación con los preservativos masculinos. El llamado condón femenino es uno de los menos conocidos entre los preservativos porque no existe una amplia difusión sobre su existencia. En materia de información y publicidad no hay amplia difusión sobre dónde conseguirlo y cómo usarlos correctamente.
Sin embargo, una particularidad de este preservativo para mujeres es que no solo ayuda a evitar embarazos no deseados. También es útil para proteger contra el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, del mismo modo en que el condón cumple esa doble función para los hombres. Esto es razón suficiente para resaltar su importancia e invitar a que más mujeres lo incorporen dentro de su vida sexual, para así no depender de que el hombre lleve consigo los condones o convertirse en una esclava de las pastillas anticonceptivas.

El preservativo o condón femenino
Consiste en una funda de plástico suave transparente (poliuretano) que mide un aproximado de 17 centímetros de largo. Su estructura está delimitada por la presencia de un anillo flexible en cada uno de sus extremos. Cada uno de estos anillos cumplen una función específica. El círculo más cerrado debe ser acomodado en el interior de la vagina y es precisamente más ajustado porque sirve como una barrera que impide el paso del esperma al útero. Por su parte el anillo exterior es un poco más ancho y se mantiene abierto porque protege los genitales externos de las mujeres. También puede ser colocado en el ano para el caso de aquellas parejas que quieran practicar sexo anal.
Si bien el preservativo femenino existe desde hace veinte años, las estadísticas en relación a su uso son bastante desalentadoras: solo un 1,7% de las mujeres hacen uso de este. Resulta particularmente irónico la invisibilidad de este preservativo teniendo en cuenta sus muchas ventajas. Además de lo ya mencionado ofrece la ventaja de ser colocado antes de la relación sexual. Con su uso no hay necesidad de que el momento de ponerlo implique una interrupción porque puede dejarse puesto desde antes durante un máximo de 8 horas.
Otros factores positivos sobre el preservativo femenino:
- No tiene efectos hormonales sobre el cuerpo de la mujer.
- Su composición no le afecta en modo alguno a las mujeres por lo cual es seguro y saludable usarlo sin preocupaciones ante posibles efectos secundarios.
- Para muchas mujeres que no reaccionan bien ante el consumo de pastillas anticonceptivas, o si simplemente no quieren hacerlo, el preservativo femenino se convierte en una opción idónea para el control de la propia sexualidad en cualquier circunstancia.
- El condón femenino tampoco afecta negativamente la fertilidad de las mujeres una vez que dejan de usarlo.
- Las sensaciones placenteras durante el acto sexual no se ven modificadas o mermadas por su presencia. Esto es debido a que el material de fabricación transmite más calor que el látex del condón masculino.
En cuanto a su efectividad, el preservativo femenino tiene un porcentaje de 75% a 80% de éxito. Aunque colocado de forma correcta el porcentaje de efectividad aumenta hasta un 95%. No obstante hay algunos factores que podrían restarle eficacia. En primer lugar está el hecho de que requiere un aprendizaje de cómo acomodarlos correctamente, lo cual no es completamente fácil para quienes se disponen a darle uso por primera vez. No dejes que esto sea una razón que te desanime y por consiguiente lo descartes. Por su parte, estos condones femeninos se pueden utilizar sin problemas durante la menstruación. Recuerda que no solo lo estarías usando para prevenir embarazos, sino también para protegerte contra enfermedades venéreas.
Entre otros factores que podrían perjudicar o dañar el material, son las parecidas a las que enfrentan los condones masculinos tales como el hecho de que se rompa durante el acto sexual o que presente defectos de origen. De cualquier manera amerita la misma atención: revisar que se encuentre en perfecto estado y sin roturas, así como estar seguro de que se ha colocado como es debido. Por su parte al momento de ser quitado debe hacerse con cautela para evitar cualquier posibilidad de que el líquido seminal contenido en el preservativo se acabe derramando dentro de la vagina.
La adquisición de condones femeninos no requiere de recetas médicas
Pese a ello, no se encuentran en el mercado con la misma facilidad de que presenta la venta de condones en farmacias y hasta supermercados (por no hablar de que en ocasiones se reparten gratuitamente en eventos especiales). En algunas farmacias y clínicas de planificación familiar es posible conseguirlas, aunque probablemente no lo sepas por no estar familiarizada con las marcas existentes. Acércate a preguntar si los tienen y en caso de que no, pídele a esos establecimientos que los incorporen dentro de sus artículos de venta. Conviértete en un ente de cambio para tu comunidad, en cuanto a la sexualidad.
Una alternativa exitosa para adquirirlos es a través de internet en tiendas online. También conocido como FC2, aunque algunas clínicas podrían ofrecerlas gratis (lo cual es poco común) los precios varían entre 6 y 10 dólares para cajas que contienen apenas tres. Es curioso que con este mismo monto o mucho menos se pueden adquirir paquetes de hasta 10 condones. Debemos rescatar el condón femenino del gueto de mercado y publicidad al cual ha sido circunscrito de forma casi imperceptible. Al mismo tiempo, exijamos que su costo y accesibilidad sea justo. Un artículo con tanta utilidad como ese necesita estar al alcance de todas las mujeres.
Si las mujeres no han tenido conocimiento o acceso a los preservativos femeninos es por falta de información. Lamentablemente el condón femenino no se ha popularizado, no cuenta con publicidad que lo promueva y muchas mujeres ni siquiera saben que existe o cómo usarlo. Esto pone de manifiesto una falla en la educación sexual que amerita ser solventada en los años venideros.
Pia Battaglia
Dicha falta se corresponde con otros problemas más profundos, siendo uno de ellos la forma en que se limita la libertad de la sexualidad femenina. Las mujeres no estamos obligadas a esperar que sea nuestra pareja quien se encargue del asunto de la prevención. Tampoco es nuestro deber el uso de pastillas anticonceptivas solo porque nuestra pareja no quiera ponerse el preservativo. La idea es recordar e incentivar que tenemos control y poder sobre la forma en que ejercemos la sexualidad, lo cual incluye la manera en que cuidamos activa y responsablemente nuestros cuerpos asumiendo el rol protagonista.
Ya que el condón femenino existe y se fabrica, entonces la tarea que nos toca como mujeres (y también los hombres, ¿por qué no?) es informarnos e informar a otros sobre dónde conseguirlos así como también las correctas instrucciones al momento de incorporarlo en el sexo. Ambas clases de condones, tanto el masculino como el femenino, podrían tener la misma importancia si existiera una educación sexual que comprendiera los niveles de deseo, control y responsabilidad en igualdad de condiciones para ambos sexos. Como sociedad aún debemos trabajar en modificar ciertas percepciones que siguen acentuando la diferencia. Por ejemplo, una mujer tiene tanto el derecho como el deber de llevar sus condones en la cartera (los suyos o los de su pareja), sin que por ello se le den connotaciones negativas a lo que representa una actitud sensata y responsable.
Por su parte el condón femenino tiene el potencial de ser considerado un símbolo de empoderamiento para la sexualidad de las mujeres. Su carácter de objeto casi pasado por alto a pesar de sus innegables ventajas podría ser leído como una metáfora de la propia consideración de las mujeres y su sexualidad dentro de la sociedad. Durante años nos ha costado mucho reclamar esa posición de igualdad según la cual se comprenda que las mujeres tienen apetitos sexuales, poder para tomar decisiones sobre su cuerpo y pleno derecho de tomar las riendas de cómo ejercerá su sexualidad independientemente de una pareja o de las convenciones sociales machistas que históricamente han querido limitarnos de forma opresiva. Ese ha sido el mismo trato que ha tenido el condón femenino siendo omitido dentro de las discusiones sobre prevención sexual , además de ser costoso o de difícil acceso.
La misión es revertir la discriminación que ha tenido el condón femenino en la actualidad y transformarlo en un aliado cotidiano para todas las mujeres empoderadas en su sexualidad. Con ello demostramos que las mujeres nos hacemos cargo de nuestros cuerpos y compartimos la responsabilidad frente a las consecuencias que trae consigo mantener la actividad sexual con una pareja.