Conoce las ventajas y desventajas del Cibersexo

El mundo virtual es tan amplio como puede serlo nuestra imaginación. Lo fascinante de la gran evolución del ciberespacio en los últimos años es que nos ha revelado la posibilidad de suprimir las fronteras y limitaciones del mundo real. Si bien tal garantía tiene un componente de fantasía, nuestras interacciones con el ciberespeacio nos convencen de que tenemos acceso a todo lo que alguna vez fue prohibido. Ya no necesitamos un cuerpo a nuestro alcance si podemos leernos y vernos cuando queramos, incluso si no podemos tocarnos. Por lo tanto, esa dinámica según la cual dos o más personas establecen un vínculo sexual interactivo mediante mensajes para describir situaciones sexuales, y como parte de ese proceso promover el intercambio de historias, videos e imágenes, a través de computadoras o dispositivos móviles, es lo que podemos entender como sexo virtual o cibersexo.
Debemos aceptar sin ruborizarnos que el mundo ha cambiado. Actualmente existen muchas maneras de expresar nuestra sexualidad que antes no ocurrían porque no contábamos con el desarrollo tecnológico que hoy disfrutamos. Ya no solo cada individuo puede acceder con extrema facilidad a contenidos pornográficos, sino que también se han proliferado en internet los espacios donde es posible que las personas se conecten entre sí con intenciones sexuales o románticas sin necesidad de que exista contacto físico. Internet por mediación de las redes sociales y servicios de mensajería electrónica ha permitido que podamos conocer a otras personas en diferentes partes de nuestro país o el mundo entero simplemente haciendo el esfuerzo de dar un click y escribir en el teclado. Prácticamente ya no existe tal cosa como una cita a ciegas, mientras las personas consiguen relacionarse durante un tiempo mediante la interacción virtual antes de decidirse a conocerse en vivo y directo. Por razones de seguridad esto ha sido una ventaja para muchos y no es de extrañar que cada vez hayan aparecido más sitios virtuales orientados a la conexión virtual con desconocidos para flirtear o incluso mantener interacciones sexuales a una pantalla de separación.
Asegurémonos de que la práctica cibersexual es realizada con alguien responsable. La información que damos durante estas conversaciones puede ser usada en nuestra contra. Las imágenes o videos que compartimos, e incluso también lo que decimos, puede ser difundido en otros espacios.
El cibersexo, o sexo por internet, se ha convertido en una alternativa atractiva paralela a la pornografía, según la cual ya no tienes que sentirte solo a la hora de autosatisfacerte porque es posible conectar con otras personas en tiempo real que te estimulen a hacerlo. Gracias al cibersexo pueden establecerse vínculos eróticos con conocidos o extraños según la base de acuerdos comunes en la interacción por chats: desde meras descripciones sexuales a través de palabras escritas o voices (audios grabados) o hasta el intercambio de fotos y videos explícitos para acompañar tales descripciones. En muchos casos se pasa de la palabra y el intercambio de imágenes a la “acción”: lo cual se traduce en el uso de cámaras de video para tener sexo virtual “en tiempo real”.
Las aplicaciones para hacer este tipo de prácticas cibersexuales son variadas, ya sea desde el uso de las mensajerías propias de whatsapp, skype, messenger, facebook, twitter e instagram, o sitios web específicamente creados para promover ese tipo de relaciones; especialmente para el contacto entre desconocidos. Algo que ha contribuido mucho al “sexo virtual” son aplicaciones como Snapchat e Instagram Stories ya que permiten el intercambio de imágenes y videos temporales que se borran luego de ser vistos (en estos casos, cuando alguna de las dos partes hace una captura de pantalla esta será notificada al otro usuario). En ese sentido no solo comienzan a multiplicarse los canales de comunicación cibersexuales, a su vez estos han comenzado a desarrollarse pensando los riesgos y responsabilidades que implica su práctica.
Hay datos y porcentajes interesantes que demuestran hasta que punto el cibersexo es una práctica mucho más popular de lo que parece, aunque sea especialmente preponderante entre jóvenes y adolescentes. Su crecimiento ha ido a la par con las mejoras en los sistemas de mensajería de las redes sociales y la creación de aplicaciones para conseguir personas con las cuales ligar cerca de tu localidad (tinder, grindr, badoo, etc). Una encuesta que data del 2014 en España descubrió que entre las personas solteras un 60% de hombres y un 40% de mujeres han reconocido tener prácticas cibersexuales. Por su parte otra investigación realizada por la Universidad Católica de Colombia determinó un perfil del usuario que practica cibersexo estableciendo que mayormente eran hombres entre los 20 y 39 años, de estrato socioeconómico alto y profesionales. Entretanto algunos investigadores de la Universidad de Michigan, tras analizar la conducta de casi 3500 jóvenes entre los 18 y los 24 años defendieron que el cibersexo no se asocia con conductas sexualmente peligrosas o con problemas psicológicos.
Consejos para no tomar riesgos innecesarios
Frente a su inevitable normalización, es saludable que además de aceptar la posible intromisión del cibersexo como parte de nuestras dinámicas sexuales, también lo consideremos como tema de conversación para evaluar sus riesgos y tomar medidas de precaución. No podemos negar que el cibersexo es una realidad muy común y atractiva entre los jóvenes y los adolescentes de hoy en día, quienes descubren aspectos de su sexualidad con este tipo de prácticas. Es fundamental entonces que los padres se eduquen sobre el tema para orientar a sus hijos sobre los peligros de exponerse virtualmente con desconocidos o difundir imágenes que luego pueden ser vistas de manera incontrolable en el ciberespacio.
Al respecto Sexontológico propone algunos consejos para no tomar riesgos innecesarios:
—Tener cuidado con el registro de imágenes y videos enviados o recibidos durante una práctica cibersexual, porque este material puede acabar en manos de terceros o incluso ser difundidas masivamente en páginas web. En ese sentido el uso de aplicaciones que favorecen el intercambio de imágenes y videos temporales son una alternativa para el “sexting” con extraños.
—Asegurémonos de que la práctica cibersexual es realizada con alguien responsable. La información que damos durante estas conversaciones puede ser usada en nuestra contra. Las imágenes o videos que compartimos, e incluso también lo que decimos, puede ser difundido en otros espacios.
—No mostrar tu rostro en las imágenes y videos donde aparezcas desnudo, ya que el día de mañana pueden traficarse estas imágenes por diversos motivos. Evita también en dichas imágenes mostrar señas distintivas que permitan reconocerte con facilidad (tatuajes, pecas, lunares, prendas de vestir o incluso que se aprecien lugares reconocibles de tu cotidianidad tales como tu habitación, oficina, etc).
—¿Con quién lo haces? Si se trata de un desconocido tómate tu tiempo para saber quién es y algunos datos de interés y contexto relacionados con esa persona.
—No te apresures. Aunque generalmente este tipo de vínculos responden a búsquedas inmediatas, no dejes que el deseo te haga actuar irresponsablemente. Establecer una conversación progresiva no solo incentiva la seducción, sino que también te permite asegurarte si realmente te conviene compartir contenido con la persona que mantiene un chat sexual contigo.
—Bajo ningún concepto promuevas ni participes de estas prácticas con personas menores de edad. En el caso de los padres es importante que supervisen las acciones de sus hijos en el mundo virtual y hagan llamados de atención sobre cualquier práctica que los comprometa en actividades impropias que pongan en riesgo su privacidad e intimidad.
Consejos para disfrutar el cibersexo
El cibersexo nos confronta con una dinámica libre de prejuicios, que de cierta forma desmitifica los tabús en torno a nuestra sexualidad, la aceptación de cuerpos desnudos y el reconocimiento como seres sexuales. Es importante que las parejas evalúen si el componente cibersexual favorecerá sus relaciones, especialmente en aquellas situaciones marcadas por algún tipo de distancia geográfica. Recordemos que si bien la práctica cibersexual no compromete un daño físico real, eso no excluye implicaciones emocionales o psicológicas capaces de afectar el deseo e impactar el ejercicio responsable de nuestra sexualidad. He aquí algunos consejos para contribuir a su disfrute:
—Deja a un lado el pudor y atrévete a explorar aspectos de ti mismo durante una práctica cibersexual.
—Asegúrate de que realmente te gusta lo que haces y el disfrute es verdadero. Si el cibersexo responde a una necesidad de encajar dentro de una tendencia, o porque te han convencido de que es una “exigencia” para establecer vínculos afectivos con otra persona, sin que te sientas plenamente satisfecho con ese proceso, replantéate tus propias búsquedas y necesidades al respecto.
—No hagas nada que no te guste o te parezca incómodo. Los límites del placer cibersexual solo puedes establecerlos tú mismo.
Ventajas y desventajas
Atendiendo objetivamente el cibersexo presenta varias ventajas para nuestra vida sexual como una alternativa a la hora de vincularnos afectivamente o sexualmente con otras personas. La ventaja inmediata radica en el hecho de que no existen riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual por la falta de contacto físico. A su vez ayuda a fortalecer las relaciones de aquellas parejas separadas por viajes o algún tipo de distancia espacial. En el cibersexo podemos jugar a estimular fantasías y narrar situaciones sexuales que quizá en el mundo real no nos atreveríamos a concretar. Para otras personas es posible que el cibersexo le otorgue el aprendizaje de explorar sus deseos de una forma segura para superar el miedo al rechazo. E incluso para quienes tienen fobias relacionadas con experiencias sexuales traumáticas, el cibersexo podría funcionar para terapias en aproximaciones sucesivas.
En cuanto a los desventajas del cibersexo, además de los riesgos a nuestra privacidad ya expuestos, debemos considerar el hecho de que si establecemos un vinculación sexual virtual esto no garantiza una semejante repercusión en futuros encuentros reales. Podría ser decepcionante en algunos casos que la química sexual no sea ni remotamente parecida junto a alguien con quien hayamos tenido prácticas cibersexuales. También debemos cuidarnos de que este tipo de prácticas desarrollen formas de adicción sexual según la cual sustituya el contacto físico con otras personas, alterando la capacidad para interrelacionarse con otros, y se convierta en un hábito, o una forma exclusiva de vincularnos sexualmente.
Y, finalmente, el gran dilema moral y ético que representa el cibersexo para las relaciones radica en el hecho de marcar el consenso de si permitirlo o no cuando se involucran conceptos morales. No solo se trata de si las parejas lo practiquen entre ellos, sino de determinar si se considera infidelidad cuando alguna de las partes se relaciona cibersexualmente con otros cuando está solo. ¿Representa una infidelidad? Aunque no exista contacto físico en estas prácticas se está faltando a la sinceridad en la relación si no hay un acuerdo pre-establecido ante estas situaciones.
Las implicaciones morales del cibersexo, tanto entre las parejas o como individuos, sigue siendo una discusión en progreso conforme a los tiempos que vivimos. Sin embargo, como todas las prácticas sexuales, requiere que lo discutamos con honestidad y sea válido cuestionar sus posibles peligros. Cuando lidiamos con otras personas en un espacio virtual, sean conocidos o extraños, seguimos siendo seres humanos cuyas acciones producen consecuencias capaces de herir o generar algún tipo de daño entre las partes implicadas. Si hemos decidido tener cibersexo que sea porque realmente lo deseamos y porque lo disfrutamos, pero tengamos en cuenta que al otro lado de pantalla hay una persona que siente y padece al igual que nosotros.
Pia Battaglia // @sexontologico