Brechas generacionales: Percepciones y actitudes frente al sexo

Se dice que cada 25 años aparece una nueva generación.
¿Qué son las brechas generacionales?
Con este término se engloba a un grupo de personas que comparten edad y vivencias asociadas a un periodo de tiempo o en coincidencia con eventos históricos que fundaron nuevas formas de percibir el mundo.
Hablar de generaciones ha sido una forma útil de comprender como cambian las mentalidades a lo largo de la historia tomando en cuenta las constantes transformaciones sucedidas en el siglo XX y XXI, en cuanto a -el progreso industrial y tecnológico,
- La apertura hacia la globalización y
- Las revoluciones culturales que han ido transformando los valores de la sociedad.
¿Para qué es útil hablar de generaciones?
Esta concepción de que existen generaciones y diferencias generacionales ha permitido estudiar los comportamientos de grupos de personas a lo largo de la historia, así como sus creencias y valores compartidos. Es una visión generalista de las personas que no siempre es justa con las particularidades de cada individuo y las excepciones. Sin embargo, resulta esclarecedor para:
- Constatar los cambios de percepción a lo largo del tiempo
- Comprender porqué los hijos son tan diferentes de sus padres y estos de sus abuelos
- Permite reflexionar sobre las diferentes visiones generacionales en relación a un mismo tema.
Cuando hablamos específicamente de asuntos relativos a la sexualidad con personas de distintas generaciones se notan las perspectivas encontradas y las fricciones en torno a ello.
¿Qué cambios generales se han hecho presentes en cuanto a la percepción de la sexualidad a lo largo del tiempo?
La manera en que el sexo pasó de ser un tema tabú para convertirse en un asunto cotidiano ha sido gracias al respectivo aporte de cada generación.
Con el paso de cada nueva generación:
- se amplió la discusión sobre el sexo,
- se conquistaron derechos para “minorías” sexuales antiguamente oprimidas y
- han ido perdiendo fuerza la influencia de muchos prejuicios o actitudes puritanas que antes determinaban a la sociedad.
Aún así, hay que tener cuidado con creer que las nuevas generaciones son mejores que las anteriores, por ser presuntamente más abiertas o libres de prejuicios. Cada generación enfrenta circunstancias propias de su contexto histórico, trayendo como consecuencia tanto avances respecto a algunas áreas pero también la creación de nuevas problemáticas así como otras formas de prejuicios. A su vez es posible que una generación sea retrógrada en un aspecto donde la anterior no lo fue. Por lo tanto no entendamos el estudio de las generaciones como una comprobación de avances en línea ascendente, sino como visiones que se compaginan o se distancian entre un tiempo u otro.
En lo referente al tema de la sexualidad y las relaciones de pareja, no es descabellado afirmar que cada generación ha tenido una forma distinta de experimentarlo y concebirlo. Para reflexionar sobre esas distinciones es fundamental nombrar las generaciones del siglo XX y XXI según las clasificaciones que se han hecho de ellas:

La generación industrial y de las guerras mundiales, conocida como generación S (nacidos entre 1917 y 1939):
Es la generación de abuelos y bisabuelos, padres de los Baby Boomers. Esta es la generación que heredó los esquemas tradicionales decimonónicos con valores morales rígidos y hasta cierto punto inflexibles. Sin embargo, esta generación enfrentó circunstancias difíciles como las guerras mundiales, recesiones económicas y procesos de emigración masivos. En el plano de la sexualidad esta generación se rigió por prejuicios relacionados con los dogmas de la fe judeocristiana. Por lo tanto a las mujeres de esta generación se les enseñó que debían ocupar un lugar mínimo dentro de una sociedad regida por hombres, y por lo tanto sus derechos y deberes estaban supeditados a padres, hijos y esposos. Debido a ello, también la primera ola del feminismo nació en el seno de esta generación.

Baby Boomers (nacidos entre la década de 1940 y principios de 1960):
Una generación criada y crecida entre dicotomías: la de los valores tradicionales impartidos por sus padres y la expresión de una juventud rebelde que dio origen a la revolución sexual. Es una generación de criterios colectivos fundamentados en la integración y la aceptación del cambio, hasta finalmente oponerse a los prejuicios del pasado. La crianza de sus hijos es más liberal y tolerante, comparado con sus padres, aunque todavía creyentes en el compromiso y la formación tradicional de la familia. Los hombres y mujeres de esta generación ven el sexo más allá del tabú, por lo cual no temieron buscar una sexualidad enfocada en el placer y la libertad. Sin embargo, sigue habiendo una diferenciación clara entre lo masculino y lo femenino, así como de los roles que deben cumplirse para cada género; siendo una sociedad con mayores ventajas para los hombres y menos consideración para las mujeres que aspiren a conquistar roles considerados como “exclusivos para hombres”. Se reconoce comúnmente como una generación egoísta, porque crecieron convencidos de que tendrían las oportunidades que sus padres no, ayudándose a sí mismos antes que a los demás.

Generación X (entre mediados de 1960 y principios de la década 1980):
Una generación perdida e inconforme frente a la idea de lo que debe ser el éxito según los “baby boomers”. Se distinguen por su cinismo ya que fueron conscientes de las contradicciones de sus padres entre lo que hacían y lo que decían. Es en esta generación donde surgen otros modelos de familia que contradicen la forma tradicional de padre, madre e hijos. Menos propensos al compromiso, el divorcio y las paternidades ejercidas en soltería se vuelven circunstancias cotidianas para los miembros de esta generación. Son más abiertos en relación a temas como la orientación sexual y la igualdad entre los sexos, aunque también reproducen conductas machistas según las cuales las mujeres son objetificadas además de estar desamparadas frente a la creciente “cultura de violación”. Otro factor a tener en cuenta es que esta generación creció justo cuando el VIH se convierte en una alerta contra la falta de prevención y los excesos de la revolución sexual. Su aparición coincidió además con las luchas reivindicativas de los movimientos gays.
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Generación Y o Millenial (entre finales de 1980 y mediados de la década 1990):
La generación del Milenio que surge con el apogeo del avance tecnológico. Es una generación que nació con la cultura de prevención frente al SIDA y las enfermedades de transmisión sexual. Muchos de ellos son hijos de padres divorciados o familias no tradicionales. Presentan mayor consciencia en la igualdad de género, así como libertad de expresar su sexualidad. La tendencia sexual no es un problema para esta generación, así como son abiertos a declararla, aunque tengan que lidiar con la tensión que esto trae consigo respecto a las anteriores generaciones. No solo hay mayor visibilidad de gays y lesbianas, sino que también se comienza a aceptar con naturalidad la existencia del colectivo transgénero. Con la proliferación de redes sociales y crecimiento del Internet aparecen formas de contacto virtual para luego relacionarse sexualmente y conseguir pareja. Las conexiones virtuales adquieren una forma determinante para la forma en que esta generación experimenta el romance. La visión tradicional del compromiso y la familia es ajena para esta generación, la cual cuestiona la monogamia como finalidad de las relaciones de pareja. Es una generación más propensa a aceptar relaciones abiertas con una visión distinta sobre la fidelidad.

Generación Z o Zennial (finales de 1990 y a lo largo del 2000):
Esta generación todavía está creciendo y criándose entre el resto de las generaciones, conformados por jóvenes y adolescentes. Se trata de una generación expuesta al Internet y a las redes sociales desde temprana edad, por lo cual tiene acceso a toda la información sobre el sexo que quiera conseguir. Es una generación que deberá redefinir los límites de privacidad e intimidad frente a la vida virtual que comparten con otros, así como buscar herramientas para prevenir los riesgos que trae consigo tal exposición.
¿Sabías que las nuevas generaciones tienen menos sexo que las generaciones de sus padres y abuelos?
La sexualidad y las relaciones de pareja son concebidas de forma distinta a lo largo de las generaciones. La experiencia generacional ha contribuido a cuestionar y debatir conceptos en torno al sexo, a la vez que han redefinido la manera en que las personas se relacionan con su propia sexualidad. Por lo tanto cuando extrapolamos tendencias y conductas sexuales según las distintas generaciones observamos como esto incide en la percepción de conceptos como pareja y familia. Contrario a lo que podría creerse, estos cambios generacionales no se traducen en que las generaciones de los hijos tengan mejor y más sexo que la generación de padres o abuelos.
Investigación que lo corrobora:
Un estudio reciente de la Universidad de San Diego en California demostró que la generación millenial tienen menos relaciones sexuales a partir de los 18 años comparados con la generación X. También hay menos propensión a una pareja fija lo cual limita la frecuencia sexual de otras generaciones.
Reflexiones en torno a cada grupo generacional:
Millenials y zennials están seguros de sí mismos y creen que no los van a juzgar; o que esos juicios no los afectarán. Sin embargo, la sociedad es más compleja y no protege a todos por igual tal y como debiera. Ciertas formas de asumir la sexualidad reciben el rechazo de otras generaciones, las cuales asumen relaciones heteronormativas para toda la vida teniendo como objetivo llegar al matrimonio y formar una familia.
Baby boomers y miembros de la generación X deben confrontar las nociones machistas y homofóbicas que están naturalizadas en sus creencias, comprendiendo que los asuntos morales son una cuestión de percepción. A su vez aceptar que hay relaciones que se estancan y fracasan, por lo cual el matrimonio y la familia no es la solución o la excusa para mantenerlas a costa de la infelicidad de varios.
En ese sentido los millenials son mas completos y buscan menos completarse con el otro. Eso trae ventajas y desventajas en la relación pues las acaban más rápido, pero también se pierden de la madurez en el largo plazo cuando a una pareja se le da la oportunidad de prosperar por encima de las dificultades.
Otro punto importante que ha modificado la forma en que aprendemos sobre la sexualidad y nos relacionamos con otros es el acceso de la información a través de internet. Los niños y adolescentes de hoy en día necesitan menos del afuera, por lo cual los consejos de los padres les parecen innecesarios o no los valoran. Los jóvenes crean su propia realidad con la experiencia del internet que trae de todo y sin decantar. Debido a ello se pierden un poco de la parte buena de las raíces o tradiciones, por ejemplo, porque consideran que todo eso pertenece a valores anticuados y caducos.
Conclusión:
Lo fundamental sería que cada generación se retroalimente de los aprendizajes de las generaciones anteriores y posteriores, en la búsqueda de una sexualidad sana y responsable. De esta manera las generaciones de padres y abuelos podrían aprender a aceptar sin prejuicios la libre expresión de la sexualidad según las distintas orientaciones sexuales. Por su parte, las generaciones de hijos y nietos podrían reflexionar sobre las dificultades de consolidar relaciones de pareja en el tiempo, y así comprender que conceptos como el compromiso y la fidelidad juegan un rol fundamental para fortalecer esas relaciones.
La clave está en no pensar que una generación tiene la última palabra y darnos la oportunidad de apreciar los aportes que han hecho para sacar como aprendizaje lo mejor de cada una de ellas.
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