Andropausia, lo que los hombres no se atreven a preguntar

La juventud es algo que se va perdiendo progresivamente hasta que de pronto descubrimos que ya no somos los mismos, ni volveremos a ser como antes. La vejez trae consigo preocupaciones y dilemas ante el hecho de sentir que “pierdes” facultades y capacidades que antes daba por sentado. Dentro de esos cambios uno de los que más afectan emocionalmente a las personas son aquellos que inciden directamente sobre la sexualidad y su disfrute. Sin embargo, hay una vida sexual posible para las personas después de la madurez, a pesar de los problemas que se presenten, siempre y cuando estemos dispuestos a aceptar esos problemas y buscar alternativas para revitalizar la sexualidad adaptándola a sus nuevas condiciones. Al cumplir cierta edad llega la hora de tomar consciencia de que no volveremos a tener la misma energía y vitalidad de la juventud. En cambio, contamos con experiencia, madurez y un mayor conocimiento sobre nosotros mismos y lo que nos gusta en el plano de la intimidad.
En la historia de la sexualidad humana constantemente nos enfrentamos a estigmas culturales que han viciado la percepción que distintas generaciones han tenido sobre el sexo. La sexualidad posterior a la madurez suele ser ridiculizada o incluso invisibilizada, aunque hay pruebas suficientes de que a pesar del paso del tiempo seguimos siendo seres sexualmente activos. El truco es tener la voluntad de adaptarnos a nuevas condiciones físicas para el ejercicio de la sexualidad. Como parte de esos estigmas culturales, resulta curioso que la sexualidad femenina sea juzgada en función de su fertilidad mientras que la sexualidad masculina se somete al escrutinio en relación proporcional con su virilidad. ¿Qué ocurre entonces cuándo envejecemos? Las mujeres dejan de ser fértiles aunque su capacidad para sentir orgasmos se mantenga en el tiempo, y en cambio los hombres pueden tener hijos pero su capacidad de respuesta ante la excitación es considerablemente menor. En el caso de los hombres la “pérdida” de la virilidad, traducida en la incapacidad de tener y mantener una erección con facilidad ante los estímulos sexuales, es una circunstancia temible y sobre la cual muchos de ellos prefieren no pensar ni comentar.
Sin embargo, la andropausia es una realidad en la vida de los hombres que puede empezar a manifestarse después de que hayan cumplido los 40 años. Como tal se refiere al proceso natural y biológico caracterizado por la disminución de la testosterona masculina; la cual se produce en las glándulas suprarrenales y los testículos. A partir de los 30 años ya los niveles de testosterona comienzan a disminuir al menos un 15% y para el momento en que cumplen 50 años ya más de la mitad de los hombres sufren situaciones relacionadas con la andropausia. Teniendo en cuenta que la testosterona ayuda a la formación de proteínas, esto trae consigo varios síntomas que van desde el aumento de peso, problemas circulatorios y el deterioro oseo hasta consecuencias directas sobre la sexualidad como la falta de deseo sexual y disfunción eréctil. Frente a esto, la andropausia obliga a tomar decisiones prácticas que le permitan a los hombres atender su salud y recuperar el control sobre el ejercicio responsable y activo de su sexualidad.
Mejorar la calidad de vida sexual
Históricamente la andropausia no fue descrita científicamente antes de 1952, cuando el término fue acuñado oficialmente en los diccionarios franceses. Aunque la ciencia comprendía que el envejecimiento traía consigo efectos de decaimiento en la sexualidad de los hombres, no existían tratamientos para ayudar a los hombres durante la andropausia en la necesidad de compensar la reducción de sus niveles de testosterona. Esto cambió en 1967 cuando salió el mercado la mesterolona y desde entonces los progresos no fueron tantos como se quisieran, especialmente para aquellos hombres con problemas de erección después de los cincuenta años. La aparición y comercialización del compuesto sildenafilo, bajo la marca Viagra en 1998, supuso una alternativa esperanzadora para mejorar la vida sexual de los hombres con disfunción eréctil y andropausia. Pese a esto, todavía la andropausia se mantiene como un tema delicado y sensible para muchos hombres, quienes les avergüenza sentir y admitir que necesitan ayuda farmacológica y médica para incentivar la respuesta sexual.
A pesar de sus obvias generalidades, el proceso de la andropausia es distinto entre un hombre y otro. Cuando un hombre pasa por la andropausia este proceso adquiere rasgos personalizados, por lo cual un tratamiento para sobrellevarlo dependerá de estas particularidades. Si comienzas a sentir síntomas asociados a la andropausia tendrás que consultar a un especialista. Una vez que un médico determine las características individuales de la andropausia se buscarán tratamientos adecuados al caso particular con el propósito de mejorar la calidad de vida sexual en los hombres, sin correr riesgos que atenten en contra de su salud. Es probable que en estos casos los urólogos indiquen las opciones farmacólogicas a tu alcance, basado en el diagnóstico que haya dado de antemano. En todo caso queda de parte de cada hombre buscar ayuda y decidir si está dispuesto a integrar el consumo de fármacos dentro de su vida o por el contrario buscará alternativas naturales. Sea cual sea la decisión, nunca está de más que complementen cualquier decisión tomada con una dieta balanceada y actividad física para ayudar a que el cuerpo se mantenga en sus más óptimas condiciones.
El Viagra y la crema Vivirec son algunas de las opciones más populares para los problemas de erección que se presentan durante la andropausia. Aún así, hay nutrientes y suplementos naturales capaces de crear un efecto saludable en el cuerpo del hombre para aumentar la producción de óxido nítrico, la cual junto a la testosterona son responsables de los casos de impotencia cuando hay disminución o desequilibrio de los mismos. Pese a ello, hay diferencias sustanciales entre los fármacos con componentes químicos y los suplementos con componentes naturales. Los primeros son ideales para combatir el síntoma (desde el punto de vista médico) aunque no erradican el problema, mientras que los segundos trabajan directamente en recuperar el equilibrio hormonal tras presentarse un déficit.
La andropausia se trata de una situación común la cual tiende a ocurrirle a los hombres, aunque no necesariamente venga acompañada de un cuadro de síntomas específicos a diferencia de la menopausia. Se generan en esta etapa algunos cambios de actitud o en el estado anímico, así como la sensación progresiva de fatiga y pérdida de vitalidad en relación a la capacidad de respuesta sexual, lo cual varía según cada hombre y en distintas edades de su vida. En contraposición a esta disminución de la libido, la andropausia no merma la capacidad reproductiva de los hombres. Resulta absurdo pretender que se mantengan los mismos niveles de respuesta ante la excitación sexual conforme pasan los años y nos acercamos a la vejez. El deseo sexual se resiente debido al paso del tiempo. Aceptar la andropausia y sus consecuencias no es motivo de vergüenza. La calidad sexual de las relaciones no depende enteramente de lo que concebimos como “virilidad”.
Depresión durante la Andropausia
Muchos hombres se deprimen durante el proceso de andropausia porque no soportan la idea de no responder físicamente al sexo, al mismo ritmo en que sus facultades mentales y emocionales lo logran. El hombre piensa y siente su deseo, pero su cuerpo no responde en correspondencia a sus fantasías. Como resultado de ello se preocupa incrementando su ansiedad ante el sexo, lo cual va en detrimento de su disfrute de la sexualidad. Se establece un círculo viciosos muchas veces difícil de romper. Sin embargo, la andropausia no es una clausura para la sexualidad masculina, sino una etapa donde se requiere el apoyo de nuevas herramientas que compensen las faltas. En primer lugar es válido que consideres la opción de consultar a un médico para discutir la posibilidad de usar viagra o algún otro medicamento que aporte los componentes hormonales necesarios para excitarte. Tampoco pierdas de vista las siguientes recomendaciones que te ayudarán a disfrutar una sexualidad posterior a la andropausia: controla los niveles de estrés con actividades que promuevan un estilo de vida relajado (yoga, meditación y entrenamiento físico adaptado a tus capacidades), cuida tu alimentación con una dieta libre de colesterol, evita el consumo de sal, si eres fumador procura minimizar estos hábitos hasta eliminarlos y nunca uses medicamentos sin antes consultar a un experto.
Así como las mujeres experimentan cambios hormonales en su cuerpo como punto final a su madurez durante y después de la menopausia, los hombres también descubren sus propios procesos particulares como signo de la vejez. Consideremos abiertamente que incluso el vigor y la energía que distingue el cuerpo durante la juventud experimenta niveles progresivos de cansancio cada vez con mayor rapidez al paso de los años. No obstante, esto no significa que el resto de nuestras fortalezas experimenten el mismo debilitamiento. Justo cuando nuestra parte física comienza a experimentar un aminoramiento de sus facultades, contamos con las destrezas motivadas por fortalezas mentales, emocionales e incluso energéticas para equilibrar esas faltas. Recuerda que eres más que un cuerpo y que tus deseos no se definen exclusivamente por la evidencia de una erección. Fantasea haciendo uso de tu intelecto, complácete en las recompensas emocionales que trae consigo compartir junto alguien a quien amas y deseas, y sobre todo ten presente que la sexualidad nos conecta humanamente más allá de los niveles de resistencia que tengamos en un momento dado. Lo importante es disfrutar ese instante de conexión humana solo o junto a tu pareja y valorarlo como una oportunidad de reconocerte vivo a través de tu pasión, sea cual sea tu edad.